El Secretario de Defensa de EEUU, general James Mattis, admitió que no tiene pruebas de que Assad haya ordenado en ningún momento ataques químicos en la guerra de Siria. Los informes acusatorios provienen de rebeldes yihadistas y de organizaciones afines (Cascos Blancos). Los expertos en armas químicas destacan la incoherencia de que en el supuesto bombardeo con gas sarín en Ghouta en 2013 los Cascos Blancos pudieran atender a la gente sin protección sin acabar muertos, así como el absurdo táctico que hubiera supuesto Khan Sheikhoun en 2017.
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