¿Por qué todos los crímenes de aquel enero se investigaron con ninguna diligencia? ¿Por qué aún siguen impunes? ¿Dónde están las peticiones de perdón? ¿Dónde el reconocimiento? El 7 de mayo de 1980, en las campas donostiarras de Zorroaga, unos ultraderechistas secuestraron a María José Bravo, la violaron y la golpearon hasta la muerte con un bate de béisbol. Tenía 16 años y le esperaban cuatro décadas de silencio administrativo. Su familia se ha pelado los nudillos llamando a la Oficina de Asistencia a las Víctimas del Terrorismo.
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