Cuatro hombres vestidos de uniforme azul eléctrico rodeaban desde hacía horas la boca de la sepultura. Llevaban el pelo engominado hacia atrás y gafas de pasta en forma de concha. En la chaqueta lucían hombreras. Hacía dos días que un superior les informó de que serían los encargados de enterrar el cadáver del general Francisco Franco. Era el 23 de noviembre de 1975.
|
etiquetas: franco , momia