“Si no hubiéramos pagado, estaríamos fuera del piso”. Alba Martínez, vecina del Eixample de Barcelona, se refiere así a los honorarios que les cobró la inmobiliaria en 2020 como gastos de gestión para renovar el contrato del alquiler de su piso. Fueron 1.800 euros, algo más de una mensualidad, lo que tuvo que desembolsar de golpe. “Éramos conscientes de que nos estaban estafando, pero no podíamos hacer nada”, asegura la joven.
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