Diversas tiendas están empezando a colocar cámaras diminutas en los anaqueles para tratar de adivinar la edad, sexo y estado de ánimo del consumidor y quizás, qué es lo que quiere comprar. El objetivo de las camaritas es obtener información del cliente para poder transmitirle en tiempo real carteles de publicidad que le sean útiles o que le convenzan a comprar ciertos productos. Las cámaras son tan pequeñas que uno probablemente ni siquiera se dé cuenta de que está siendo vigilado. Y ello ha suscitado inquietudes sobre la privacidad.
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