El presidente en funciones ha tomado la política española como rehén de sus intereses personales. Una obviedad que deberían recordar aquellos demócratas de toda la vida que tanto citan la Carta Magna: por mucho que el PP haya sido la fuerza política más votada, la Constitución sigue vigente en España. También su artículo 99, que explica cómo se nombra al presidente del Gobierno en una democracia parlamentaria. No logra la investidura el candidato más votado, sino aquel que consigue más apoyos en el Congreso de los Diputados. (.....)
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