Mientras en Bélgica se guían por los criterios que van estableciendo los tribunales europeos —Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)— en España se siguen interpretando las normas desde una rancia perspectiva, en blanco y negro, pensando en que los derechos y libertades de los ciudadanos son una suerte de prebenda de la que no todos somos titulares.
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