La denunciante estudió informática y trabajó durante varios años en Alemania, pero al expirar su permiso de residencia decidió trasladarse a España a principios de 2018. En concreto, a Zaragoza, donde conoció a los investigados, que supuestamente se ofrecieron a ayudarla. Según declaró «la obligaban a hacer de todo y nunca me dejaban sola», los magistrados consideran su testimonio insuficiente
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