En el mundo sólo hay una cosa peor que el uso de la fuerza, y es la sumisión al uso de la fuerza. Quien tenga la capacidad, los medios o la oportunidad de resistirse, tiene también la obligación de hacerlo, porque la sumisión es la semilla de la esclavitud. Si la causa es justa o no, si se gana o si se pierde, son asuntos secundarios. Si al que ejerce el poder se le transmite la idea de que se aceptarán sin rechistar sus normas o sus imposiciones, el poderos no tiene incentivo alguno para dejar de abusar y oprimir aún más …