Nota preliminar:
Recomiendo fuerte leerse al anterior artículo para repasar conceptos que repetiré en este y para tener claro el objetivo de estos artículos, que no pretenden generar opinión, sino mostrar lo que es. Una diferencia que me encanta hacer es la que hizo el crack de Kelsen entre “sein” (lo que es) y “sollen” (lo que debe ser). Esta serie de artículos son un gigantesco “sein”, lo que dicen las normas y de qué va la LIVG; no lo que debería decir o lo estupenda chachi o mala malísima que es.
Este artículo iba a ser en principio uno sobre todos los tribunales y todos los órdenes que conocen de temas de VG, pero dado que se me iba de las manos por tamaño, me he quedado de momento sólo en los JVM y sólo en el orden penal.
Por último, y escarmentado por el artículo anterior, antes de llamarme machirulo o planchabragas poneos de acuerdo en los insultos. No puedo ser un feminazi y a la vez un machista. Sugiero que creéis un foro paralelo para acordar de qué bando estoy en la estúpida guerra de sexos y luego os cisquéis en mis muertos con propiedad.
En todo orden jurisdiccional existen los criterios de atribución de competencias: competencia objetiva, competencia territorial, y competencia funcional. Tenemos que darle un pequeño vistazo antes de entrar en materia.
La competencia objetiva, en el orden penal, viene dado por la materia, la persona y la gravedad, atribuyendo distintos tribunales en función de estos. Si un hombre (razón de persona) agrede a una mujer de forma violenta (razón de materia), la competencia objetiva nos dice que será competente, en primera instancia, un Juzgado de Violencia sobre la Mujer
La competencia territorial no creo que haga falta explicarla. Atribuye a distintos órganos de igual rango el conocimiento de una causa según el partido judicial. Si sumado al caso anterior, la agresión se produce en el domicilio de ambos, sito en Madrid, sabremos que será un Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Madrid.
La competencia funcional viene poco y mal explicada. Es una especie de desempate cuando, a pesar de lo anterior, hay dos o más tribunales que tienen tanto competencia objetiva como territorial. También establece qué juzgado conoce en según qué instancia, así que, si se trata de una lesión de carácter de delito leve, la competencia funcional nos dice que ese JVM de Madrid no sólo instruirá sino que también se pronunciará y dictará sentencia.
Esta crítica, producida recién salida la LIVG, poco a poco ha perdido fuelle y resulta cada vez más extraño encontrarla incluso entre sus detractores, por más que alguna gente siga esgrimiendo este argumento. Los JVM no son tribunales de excepción.
Lo característico de un tribunal de excepción es que surge a posteriori de un hecho y ad hoc para procesar ese mismo hecho. Obviamente esto lleva aparejados grandes problemas de seguridad jurídica, garantías y procedimientos básicos. No quiere decir que todo tribunal injusto sea de excepción (puede haber y hay tribunales injustos perfectamente válidos) sino que todo tribunal de excepción es, según nuestro derecho, injusto. Para ilustrar esto, pondré un ejemplo absurdo: si mañana crean el Juzgado Encargado de Temas de Gatitos y pasado yo pateo un gato, y dicho juzgado me encausa, no es un tribunal de excepción. Pero si sucede al revés (yo pateo a un gato y por ello se crea el Juzgado de Temas de Gatitos) sí sería un tribunal excepcional y, por tanto, prohibido.
Los JVM se han creado mediante los cauces constitucionales para ello (Ley Orgánica), sus normas de atribución de competencia son anteriores y no se salen de ningún cauce, y no hay “jueces especiales” sino que entran por la misma vía que cualquier otro juez a otro tipo de juzgado (con la correspondiente especialización, nada extraño en ello). Y las cuestiones de constitucionalidad que se han planteado con respecto a esto no han prosperado. El sein está claro, ¿verdad?
Lo más parecido en nuestro país a Tribunales de Excepción son aquellos especializados en cláusulas suelo. Sin embargo, cosa curiosa , no he oído ni una sola queja con respecto a ello.
Al lío.
Los JVM instruyen y, en su caso, juzgan, los delitos recogidos en el Código Penal relativos a homicidio, aborto, lesiones, lesiones al feto, delitos contra la libertad, delitos contra la integridad moral y contra la libertad e indemnidad sexuales.
Esto no quiere decir que todos los delitos dentro de estos títulos entren en el ámbito de la LIVG. No se incluyen, por ejemplo, delitos imprudentes, autoaborto, riña tumultuaria, atentados realizados por funcionario o autoridad o tortura.
Los JVM conocen también del delito de quebrantamiento de condena y de medidas cautelares dentro del propio ámbito de la LIVG. Y también respecto a delitos contra deberes y derechos familiares, aunque en este último caso, si los hechos han sido únicamente contra descendientes, menores o incapaces, sólo cuando lleve también aparejado un acto de violencia de género.
Al final del apartado a), punto 1, del artículo 87 ter LOPJ (donde encontraréis todas las competencias de los JVM) os toparéis con una frase que me han argumentado: “o cualquier otro delito cometido con violencia o intimidación”, afirmando que esto implica que cualquier acto de hombre contra mujer es competencia de los JVM. Esto es falso, dado que a continuación especifica lo que dije en mi primer artículo: siempre que haya habido o haya una relación de matrimonio o análoga de afectividad. Esta frase es una salvaguarda genérica del legislador para eliminar lagunas legales y que toda agresión en dicho contexto sea siempre competencia de los JVM. Esto va a misa y decide lo siguiente, que es…
No me explayaré mucho aquí, dado que en la introducción dejé claro quién tiene que ser el sujeto activo, quién el pasivo y la problemática con homosexuales y transexuales y qué es una “relación análoga”.
Sólo ampliaré un par de cosas en relación a la competencia de los JVM, y es que a efectos competenciales, pueden ser sujetos pasivos los descendientes, o menores, o incapaces, o sujetos a potestad, tutela, curatela o guarda del agresor o de su pareja que convivan con ellos, siempre y cuando la mujer haya sido víctima de violencia de género. Si no se da este último requisito, se acudirá a los juzgados ordinarios de Instrucción y Audiencias.
Además, en caso de que el agresor haya contado con cómplices, coautores o inductores, esos cómplices también serán juzgados por el JVM, aunque hayan sido hombres o mujeres que no hayan tenido relación de afectividad con la víctima. Je, aquí un caso curioso de mujer que puede ser condenada por violencia de género.
El fuero donde se ha de iniciar y en su caso juzgar el proceso es siempre el del domicilio de la víctima, y no donde se produjeron los hechos. Esto fue pensado para evitar traslados innecesarios a la presunta víctima, pero provoca bastantes problemas probatorios si las agresiones se produjeron en unas vacaciones o en casa de los suegros dado que complica un poco la práctica de diligencias y el acceso a pruebas y a comparecencia de testigos.
El problema no termina ahí, sino que a veces es complicado decir cuál es el domicilio de la víctima, que, por norma general, es su residencia habitual, sobre lo cual se pronunció el Supremo diciendo que los domicilios de verano (el clásico pisito en la playa) no supone domicilio, por más que te tires tres meses al año allí.
Para el caso de la gente que tiene más de un domicilio y se reparte la residencia de forma homogénea, hay diversidad de criterios para repartir entre un juzgado u otro en función de qué órgano empieza, dónde pasaron los hechos o la residencia del agresor, todo eso subsumido a que debe ser el criterio orientador el domicilio donde exista más arraigo.
Para el caso de domicilios ambulantes, como una autocaravana, el criterio es el sitio en el que está la caravana cuando inicia el proceso. Y si eso no se puede determinar, son competentes los JVM del lugar donde se cometen los hechos. Y si las agresiones son continuadas mientras se va viajando y se atraviesan distintos partidos judiciales, se acude al principio de ubicuidad y conoce el juez de cualquier partido que primero haya iniciado las actuaciones.
Y en cuanto a los delitos cometidos en el extranjero no son competencia de los JVM sino del Juzgado Central de Instrucción, porque la LOPJ es taxativa en este aspecto y no hace diferenciaciones por materia respecto a delitos en el extranjero cuando se dan todos los requisitos para que sea competente el JCI. Sin embargo, son competentes los JVM si, aunque los delitos se hayan cometido en el extranjero, la víctima tiene domicilio en España.
¿Sabéis lo que os dije de que siempre es el domicilio de la víctima? Olvidadlo. Hay dos excepciones bastante lógicas. En primer lugar, es competente el juez del lugar de la comisión del delito para presentar una orden de protección o una medida urgente, también es competente el juez de guardia para resolver dicha orden de protección, aunque no sea ninguno de los dos anteriores.
Esto conjugado da una serie de problemas específicos:
1- Se solicita la OP en el domicilio de la víctima, pero el JVM no tiene guardia: Si está en horas de audiencia, el JVM es competente. Si no, es competente el Juzgado de Instrucción que esté de guardia.
2- Se solicita la OP en el domicilio de la víctima y el JVM tiene guardia: El JVM es competente si está en horario de guardia; si está fuera de esas horas, el competente es, de nuevo, el Juzgado de Instrucción que esté de guardia.
3- Se solicita la OP en un sitio distinto al domicilio de la víctima, y en ese sitio los JVM no prestan servicio de guardia: De nuevo, Juzgado de Instrucción.
4- Se solicita la OP en un sitio distinto al domicilio de la víctima y los JVM prestan servicio de guardia: El JVM de ese lugar es competente, aunque no lo sea territorialmente, para las primeras diligencias, si tiene competencia objetiva. Y, de nuevo, si las diligencias se tienen que hacer fuera de guardia, es competente el Juzgado de Instrucción que lo esté.
La conexidad es un principio de reparto territorial que aparece en el artículo 18 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Por ejemplo, en unos delitos conexos (cometidos por dos o más personas puestas de acuerdo en distintos lugares o tiempos) ese artículo nos viene a decir que conocerá de todos el tribunal de donde se haya cometido el delito más grave para no hacer infinidad de causas por todo el territorio o en distintos juzgados.
En lo que se refiere, no obstante, a la competencia de los JVM, no se aplican los criterios estándar de conexidad, dado que la determinación de competencia de los JVM viene más por la naturaleza del delito que por su gravedad. Así que, siempre que uno de los delitos sea de violencia de género, aunque no sea el más grave o relevante, el JVM del domicilio de la víctima de violencia de género conocerá de todos.
Y existe otra problemática: agresión mutua entre hombre y mujer que son o han sido pareja. Algunos tribunales hacían (y siguen haciendo) lo siguiente: el Juzgado de Instrucción conocía de las lesiones de la mujer al hombre y el JVM conocía de las lesiones del hombre a la mujer. No obstante, y dado que hace tiempo el TS ha aceptado que en algunos casos uno puede ser a la vez acusador y acusado, y que además el pronunciamiento de dos tribunales distintos sobre un mismo hecho podría dar lugar a sentencias contradictorias o incompatibles, la tendencia actual, cuando hay una relación estrecha entre las agresiones mutuas, es que el JVM conozca sobre las dos acusaciones recíprocas, aunque una de ellas no sea violencia de género.
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Creo que este tema se presta menos a salseo que el anterior. Espero que os sea útil. No sé si el siguiente irá de los demás juzgados y órdenes, o en protocolos administrativos y policiales, o en órdenes de protección. Si tenéis alguna sugerencia, disparad.
Me ha sorprendido lo bien que se ha recibido mi último artículo sobre la receptación, y muchos me habéis preguntado cómo se ha desarrollado la declaración durante la fase de instrucción. Además de esto, me he encontrado con un tipo especial de estafa que nunca había visto y que me parece francamente ingeniosa sumada a un posible delito de receptación, así que vengo a contárosla, pero no para que la hagáis, cabroncetes, sino para que estéis prevenidos.
Este caso en particular también me ha dado motivos para hacer una reflexión de carácter personal, pero es ya una paja mental que irá en otro sitio. Vamos al turrón. Voy a cambiar, eso sí, nombres y algunos detalles para no perjudicar al sumario.
Mi cliente, que llamaremos Roberto, decidió vender un collar de oro y diamantes por internet. Era una herencia de su madre y estaba valorado en unos cuantos miles de euros. No teniendo hijas ni mujer que lo llevasen, quiso venderlo a un precio rebajado para no tener algo de tanto valor en casa y sacarse aun así una buena cantidad de pasta.
Puso entonces un anuncio en una página de venta de segunda mano. Y al poco tiempo lo contacta una persona por whatsapp que se hace llamar, digamos, Paco. Paco se muestra atento y solícito. Paco vive en la otra punta del país, y como sabe que da miedo enviar por paquetería algo de tanto valor, como buena fe le propone un sistema:
Hay una empresa de mensajería que permite el envío diferido. El vendedor deposita el objeto en esa empresa con la instrucción de enviarlo sólo cuando él se lo diga. Luego le confirma al comprador que ha depositado el objeto, dándole el número de teléfono de la sucursal donde ha dejado el paquete, para que el propio comprador llame y le confirmen que efectivamente un tal Roberto ha dejado un paquete a su nombre, y en ese momento el comprador efectúa el pago y el vendedor desbloquea el envío.
Paco le dice a Roberto que ha usado este sistema más veces porque es más seguro para todos. Que no es que no se fíe de Roberto, pero prefiere ser cauto. Y eso convence a Roberto: Paco no puede engañarle, porque le está proponiendo un método más seguro que él desconocía. Paco le dice, además, que irá a recoger el paquete cuando llegue a su ciudad su mujer, de la que da nombre y apellidos y que llamaremos, digamos, Lucía.
Así que Roberto deposita el collar en la sucursal de esa empresa de mensajería más cercana, y se lo dice a Paco. Pero Paco dice: "Mira, no es por desconfianza, pero son muchos miles y la verdad no te conozco como para saber si me has dado un número real o están compinchados contigo. ¿Por qué no me pasas la foto del albarán del depósito, para ver que realmente lo has dejado?".
Roberto piensa que Paco es muy paranoico, pero eso, paradójicamente, le da más confianza. Alguien tan receloso de que le estafen debe ser un tipo honesto.
Así que le pasa la foto del albarán de depósito a Paco.
Y aquí empieza la magia. Porque en el albarán, oh sorpresa, están los datos de Roberto. Y está también el número de referencia del envío. Así que Paco se hace pasar por Roberto y dice que liberen el envío. A fin de cuentas, les ha dado el nombre completo y la referencia del albarán; sin duda ha sido Roberto el que ha llamado.
Dos días después llega el paquete a su destino. Según los empleados de esa sucursal, ya a las ocho de la mañana una chica estaba esperando a que abriese, visiblemente nerviosa, identificándose como Lucía, dando nombre y fotocopia DNI y llevándose el paquete.
Estos fueron los datos que me llegaron hace unos meses. Y aquí empieza el trabajo de abogado a la vieja usanza.
El cliente había contactado conmigo demasiado tarde: no daba tiempo a librar oficio para acceder a la grabación de las cámaras, en tanto que sólo se guardan por unos días. Esa vía descartada, pero no era preocupante: Lucía había dado su nombre y una fotocopia de su DNI, así que la identificación era clara.
Con los datos que tenía, Lucía era, en teoría, la mujer de "Paco". Pero eso no me sonaba bien: un tipo con un sistema tan elaborado no podía ser tan torpe de enviar a alguien tan relacionado con él.
Así que en mi escrito solicité la investigación (antigua imputación) de Paco por estafa, del que dudo que fuese su nombre real y sólo tenía un número de teléfono, y de Lucía, más localizable, en calidad de cómplice de estafa o autora de delito de receptación. No es el caso más típico, pero si repasáis mi anterior artículo veréis que cuadra en el tipo penal.
Solicito también que se practiquen una serie de pruebas: la detención y declaración de Lucía en calidad de investigada y la averiguación de la titularidad del número de teléfono de Paco. En ese momento tengo claro que Lucía ha sido una tonta útil, que probablemente conozca a "Paco" y lo que quiero es presionar a ese pez chiquito para ir a por el pez grande. Argumento también un escrito potente para que los juzgados de aquí se declaren competentes: el problema con estas estafas a distancia es que no hay un criterio demasiado unificado sobre la competencia territorial. Lo consigo, así que minipunto para mí: empezamos bien.
Y así llegamos a este miércoles. Señalado para las nueve de la mañana, se tiene que posponer hasta casi la hora de comer. La chica declara por webcam desde el juzgado de su localidad mediante el sistema MINERVA, que da problemas. Además, solicita en el acto abogado de oficio, y hay que esperar a que llegue y que se entreviste primero privadamente con ella para enterarse del caso.
Resulta que conozco bien a dicho abogado cuando llega. Trabajé para él cuando era un pasante, en uno de mis primeros trabajos; de hecho pensaba que ya estaría jubilado. Recuerdo acompañarlo como ayudante a casos de estafa parecidos a este, y haber aprendido mucho de él. Así que esto le da un poco más de morbo al asunto: quiero demostrarle a mi anterior mentor lo mucho que me he curtido, y quiero ganarle en una competición maestro-alumno.
Ah, pero cuarenta años de ejercicio profesional dan para tener los huevos muy pelaos. La asesora con brillantez. Me doy cuenta nada más empezar la declaración: ha hecho los deberes con ella. Ante una defensa perfecta, el mejor ataque se queda en nada. Yo tengo la carga de la prueba.
Veréis, en estos casos estamos juez, abogado de la acusación (si quiere ir), abogado de la defensa y, también si quiere, el fiscal, que esta vez no pudo o no quiso.
Primero pregunta el juez, luego yo, luego su abogado. Mi estrategia es un ataque por dos vías:
En primer lugar, quiero que persista su imputación y que sólo dependa de mí retirarla. Para ello, repasad el otro artículo, quiero que me diga de alguna forma que sí que le pareció sospechoso todo el asunto. La segunda vía es la que me interesa: quiero que me identifique o me ayude a identificar a "Paco". Y por eso quiero cargar sobre ella: para luego hacer un trato con su abogado y fiscalía y retirarme de su acusación a cambio de su colaboración oficiosa.
Y... no cuela. Mis preguntas sutiles ya han sido previstas por mi antiguo mentor. Consigo, no obstante, sacarle un dato muy relevante que me pone en la pista y que no diré ahora. Pero su declaración es la siguiente:
Un tal Paco puso un anuncio de que necesitaba un mensajero. Pagaría setenta euros. El mensajero debía ir a una oficina de correos, identificarse, recoger el paquete y luego quedar en un parque con una persona para hacer el intercambio. Ella, joven y en paro, necesitaba ese dinero y lo aceptó. Así lo hizo y así fue: le dio el paquete a una persona pero ni siquiera ella sabe si dicha persona era el tal Paco. Sospecha que no. Y obviamente no es la mujer de Paco. Aporta certificado negativo civil y dice literalmente "que yo soy bollera, que tengo novia, joé". Aporta pruebas al respecto: el anuncio de Paco buscando mensajero, su respuesta y las condiciones. Estoy pillado.
De esta forma, sea real o mentira, justifica que no sabe nada de Paco. Adiós a mi presión. Y dentro de lo sospechoso del asunto, es de lo menos sospechoso que uno puede hacer y lo explica de forma bastante rutinaria. Al fin y al cabo, es mensajera autónoma y suele hacer estas cosas.
La creo, en cierto sentido. Es decir: no me creo que no sospechase nada, no me creo que algo con tanto secretismo sea algo rutinario, no me creo que sea tan tonta. Pero me creo que no es cómplice, que no conoce a Paco y que no se esperaba esto. Creo que la ha cagado bien por mirar hacia otro lado, pero no me parece una mala persona. Y me sorprende mucho ver que alguien nacido en los 2000 ya es adulto, pero eso es otra historia.
Admirad ahora a Paco. Paco se está saliendo de rositas. Consiguió enviar a otra persona en la única parte de la estafa en la que tendría que operar de forma física. De hecho, creo que incluso la persona a la que Lucía dio el paquete era otro mensajero. Una cadena, y a cada eslabón la identificación se tuerce más. Como abogado no puedo sino admirar el trazo del pincel en la estafa. Enormemente simple, una vez la descubres, y por eso es tan buena.
Cómo Paco se lo presentó a Roberto revela una estrategia inteligente y podría dar nombre a un sesgo. Presentándose como un tipo que desconfiaba de la honestidad del otro, provocó que el otro no desconfiase de su honestidad. Cambió los roles, y Roberto, sin darse cuenta, se encontró intentando demostrar que él era honrado. Es una estrategia de ligue que siguen algunos hombres: pasar de ser "conquistador" a "conquistado" y haciendo que su objetivo romántico se "pruebe" a sí misma y busque su aprobación, dando una vuelta a la relación de selección y dominación selectiva. Brillante.
Su capacidad llegó a tal que fingió eskribir cn fltas de hortografia cn Roverto. Otro sesgo: presuponemos que alguien que escribe mal es más tonto o menos culto, y eso nos hace, curiosamente, confiar más en un sentido moral sobre su honradez. Los grandes malos de las pelis son siempre sofisticados; uno no se imagina al doctor No escribiendo "haz caido n la trampa Yeims Vond".
Así que aquí os lo dejo. Un caso más, aunque particularmente divertido. Queda aún mucho por hacer. Espero localizar (y que consigan detener) al tal Paco. Ahí empezará lo bonito.
Me encanta mi trabajo.
Se avecinan una serie de manisfestaciones en Madrid en defensa de la sanidad pública. Tras tres décadas de dominio de la derecha en Madrid el deterioro de la sanidad madrileña es notable habiendo sufrido una serie de hitos elección tras elección desde el Tamayazo que hiciera a Esperanza Aguirre presidenta de la comunidad hasta las últimas acciones del gobierno de Ayuso. ¿Pero manifestarse para luego en 6 meses volver a votar al mismo partido para premiarles por su gran trabajo en la privatización?
Ya llevamos años de ejemplos y de advertencias de que la intencion era privatizar la sanidad (mediante contratos publico-privados) y el aumento o priorización de la sanidad privada y aseguradoras. Todo el mundo se reía de esas quejas y la realidad es que los seguros privados han aumentado en los últimos años: ya hay 4 de cada 10 madrileños con seguro privado. El plan de privatización indirecta iba viento en popa. Como diría cierto personaje de serie de los años 80: "me gusta que los planes salgan bien".
Pero ahora la gente piensa en manifestarse en defensa de la sanidad pública, pero ¿votarán en consonancia? Lo dudo. Y como ejemplo me remito a una anecdota muy reveladora que pasó desapercibida para mucha gente: cuando sufrimos la polemica de las carnes y las palabras de Alberto Garzón, en una cadena de televisión estatal hicieron una entrevista en un pueblo de Castilla y Leon donde se manisfestaban en contra de las macrogranjas en su pueblo. Y entrevistaron a una de las manifestantes. Y sus palabras reflejaron la idea más ingenua de lo que la gente tiene en mente, y por lo que el PP en Madrid volverá a ganar en 6 meses. Y es que esta entrevistada, en representación de todos los manifestantes del pueblo que iba a albergar la macrogranja, dejaba claro que su intencion es exigir al PP que cesara la macrogranja, y que ellos no querian macrogranja pero dejaba caer entre líneas que tampoco querían cambiar de voto. Es decir, ellos querían seguir votando al PP pero querían que por arte de magia o en una idea feliz el PP cambiara su politica de macrogranjas. Claro que si, hombre, son ellos los que estan dando las licencias y permitiendo eso y van a dejar de hacerlo sabiendo que van a seguir teniendo tu voto porque tu te manifiestes. Porque ya eso de cambiar de voto a otros partidos era un esfuerzo supremo. Entonces, tras esa entrevista, me di cuenta de que la gente es muy ingenua hasta el punto de pedir cosas a un partido que sabe que no lo va a hacer mientras sepa que el voto lo tiene asegurado.
Pues aquí en Madrid pasará lo mismo y ojalá me equivoque, pero la gente se manifestará por la sanidad publica, pondrá el grito en el cielo y pondrá de vuelta y media a Ayuso y el PP, pero el dia de las elecciones... ay, el dia dia de las elecciones... el dia de las elecciones volveran a votar al PP pensando que ahora si que si les haran caso tras las manifestaciones y que dejaran de deteriorar la sanidad pública... O incluso algunos puede que piensen que ahora si el PSOE es la alternativa... claro que si, cuando PP-PSOE y Cs votan el 75% de las veces lo miso en europa y gracias a esas votaciones en el Parlamento Europeo se ha abierto un marco legal a la privatización de servicios publicos en la UE... porque eso de votar a otros partidos para castigar al que lo hace mal... si es para castigar a la derecha no... ¿qué me está usted contando?... ¿que vote a los comunistas peligrosos?
En Mayo de 2023 veremos si me equivoco o no...
La campaña de ciertos medios para enfrentar a pensionistas y trabajadores continua. Hoy le toca a El Economista que realiza una comparación tramposa entre salario más habitual y pensión media de jubilación. Es decir, está comparando dos conceptos estadísticos diferentes, moda y media, lo que no tiene ningún sentido, salvo manipular a los lectores. Si se quieren hacer comparaciones rigurosas, que se comparen en ambos casos medias o en ambos casos modas.
Según la encuesta del INE de estructura salarial, en efecto, el salario más frecuente es de 18.480 euros anuales, que queda en 1.320 euros al mes, pero este salario sólo lo perciben 549.564 asalariados, es decir, apenas un 3,4% de los asalariados del año que se hizo la encuesta, lo que lo hace muy poco representativo de la tendencia central de la distribución salarial (en términos más precisos, hasta se podría decir que la distribución salarial es bimodal).
Porque si nos vamos a comparar salario más frecuente con pensión más frecuente, nos encontraríamos que las pensiones de jubilación más frecuentes son las que están en el intervalo de 650 a 700 euros, suponiendo más del 10% del total de pensiones de jubilación.
Como meneame no permite comentar las noticias antiguas, voy a escribir este artículo. Resulta que en esta noticia www.meneame.net/story/the-oil-crash-llamamiento/standard se decía que en Europa iba a haber repetidos cortes de luz,Va a morir gente de frío (más de lo habitual), racionamiento de diésel, etc durante este pasado invierno.
Como es habitual en estas noticias, hay quienes decimos que este hombre es un bocachancla al que sus predicciones no se le cumplen (quizás algún día acierte en algo a base de repetir siempre lo mismo), y quienes dicen que se negativiza el envío por venir de quien viene (lógico y normal), pero que tiene todo el sentido del mundo. Un usuario (@chisqueiro) comentaba que nada de esto iba a pasar y otro decía (@MaKaNaS) que ni iba a debatirlo y que le recordásemos esto cuando acabara el invierno.
Pues bien, el invierno ha terminado y nada de lo dicho ha pasado. ¿Podemos ya decir que es un bocazas y que votar negativo sus idas de olla sin necesidad de sopesarlas mucho, es lo más lógico que podemos hacer?
Hace unas semanas se publicó un estudio de la Faculty of Human, Social, and Political Science de Cambrige sobre la influencia de las redes sociales en la salud mental.
Sobre una muestra de 9500 jóvenes entre 16 y 30 años, el 89% afirmaba necesitar taxativamente el compartir sus vacaciones en las redes. El 78% reconocía que no volvía a ver esas fotos y vídeos pasados un año.
En mayo de 2015, Google creaba Google Photos que recoge 9 de cada 10 fotos tomadas con dispositivos Android en todo el planeta. 230000 fotos son almacenadas cada décima de segundo en los discos duros de Sillicon Valley. Larry Page afirmó en 2019 que solo 1 de cada 10 fotos son vistos más de dos veces, pasado un año de ser tomadas. En Google, lo llaman LOM ("the limbo of memories"). Un espacio de billones de gigas que permanece muerto, olvidado. Pedazos de vida que solo nos importaron durante unos instantes.
El mismo estudio de Cambridge afirmaba que el 83% de los jóvenes sentía cierta ansiedad al ver las stories y las fotos de amigos o de gente a la que seguía. El 68% afirmaba estar más atento a poder compartir sus experiencias que a disfrutar de la experiencia. Compartir momentos que en realidad son olvidados al cabo de un tiempo. Instantes que solo importan por el impacto que causan en los demás, no por el que causan en el que los vive. Es la despersonalización absoluta de la experiencia. Convertir cada salida, cada cena, cada viaje, en un spot publicitario. Enseñar solo lo mejor (o lo que se cree que es mejor) de cada vivencia, ocultando todo lo que creen que sobra y lo que es peor, aferrarse a una serie de patrones de imitación que homogenizan hasta la náusea la forma de entender lo que es bello, lo que es excitante, lo que merece la pena.
La vida está alejándose más que nunca de la realidad, para convertirse en una retransmisión. Las personas se convierten en actores. Actores de una obra que solo importa si tiene espectadores. Espectadores que ni tan siquiera conocen o conocerán. Es la banalización más absoluta de la realidad.
Es la felicidad más triste de la historia de la humanidad.
... sino otra un poco más técnica.
Palabras de Felipe VI en el discurso navideño de este año, presumiblemente en relación con la corrupción de su padre:
"Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personas o familiares".
Estas palabras vienen a decirnos que los principios morales y éticos están muy bien, son muy bonitos e importantes. Parecen, pues, palabras correctas, intachables, que suenan muy bien, y que uno no puede criticar.
Sin embargo ocultan una perversa y corrupta característica, que las hace palabras muy criticables. Y no la ocultan en lo que dicen, sino en lo que dejan de decir, en lo que omiten. Y no, esta omisión no es la de haber evitado referirse explícitamente a la corrupción de Juan Carlos I, es otra omisión más profunda, de más alcance. La omisión criticable es la siguiente:
Los principios morales y éticos son muy importantes y están muy bien, sí, pero no nos obligan de manera legal o jurídica. Ningún juez puede castigarte por haber incumplido un principio moral o ético si tu conducta no ha incumplido ninguna ley.
En materia política, no basta que Felipe VI diga que los principios morales y éticos son muy importantes, y que él se compromete a respetarlos. Hay que ir más allá y hay que decir que en el ámbito político no basta el compromiso personal del individuo de respetar los principios morales y éticos, sino que dichos principios deben quedar reconocidos, especificados y recogidos en la ley, en el ordenamiento jurídico, para que su cumplimiento sea obligatorio y su incumplimiento pueda ser llevado ante la justicia.
Felipe VI puede decir en televisión que se portará muy bien, pero política y jurídicamente esto no sirve absolutamente de nada si no existe ninguna ley que le obligue a portarse bien.
Que Felipe VI diga que se va a portar muy bien no valida ni hace buena a la monarquía, si la monarquía, como régimen institucional o institución de un conjunto de normas, no incorpora y tipifica dentro de sí la obligación de que Felipe VI cumpla con comportamientos correctos y éticos, y si permite a Felipe VI portarse también mal si él lo desea.
Una institución no es buena porque quien la ocupe tenga la voluntad, la cortesía, la compasión, la deferencia o la consideración de portarse bien y posea la cualificación para prestar un desempeño idóneo, porque podría ocurrir que en otro momento dicha institución quedase ocupada por alguien corrupto e incompetente y entonces la institución pasaría a ser mala, sin haber cambiado en sí misma. Lo bueno o lo malo de una institución no puede depender de lo bien o lo mal que quiera portarse quien la ocupe. Una institución solo es buena en la medida en que sea ella la que estipule entre sus normas qué obligaciones de buen comportamiento debe cumplir quien la ocupe y qué requisitos de cualificación y preparación debe satisfacer también ese ocupante, y qué medidas se prevén para garantizar dicho comportamiento ético y cualificado y para sancionar comportamientos inadecuados. Más aún: el régimen normativo de una institución de hecho no debe tener otra utilidad o finalidad que la de garantizar que sea ocupada y desempeñada de forma ética, cualificada e idónea.
Puede que Felipe VI diga en televisión que quiere portarse muy bien, pero si algún día decide portarse tan mal como su padre, ese día el régimen institucional monárquico le investirá de inviolabilidad y de inelegibilidad democrática para que ni los tribunales puedan castigarle por su mal comportamiento ni los ciudadanos puedan expulsarle del cargo de jefe de Estado por el procedimiento de unas elecciones democráticas.
En suma: no queremos el compromiso de buen comportamiento de Felipe VI, ni tampoco lo ponemos en duda; lo que queremos es un régimen de acceso y regulación de la jefatura de Estado que explícitamente se oriente a forzar y garantizar el comportamiento ético y cualificado de quien ocupe la jefatura de Estado, poniendo a disposición de la ciudadanía recursos para defenderse de los posibles comportamientos indebidos del jefe de Estado, como la posibilidad de expulsarle del cargo por unas elecciones democráticas o la posibilidad de procesarle y castigarle judicialmente. Porque el compromiso personal de la gente está muy bien, pero políticamente y jurídicamente no basta: es necesario también que existan leyes obligando a la gente a portarse correcta y civilizadamente.
O dicho de otra forma: no queremos el compromiso personal de buen comportamiento de Felipe VI; lo que queremos es una REPÚBLICA.
La frase no es mía. Se la oí por la radio, hace un tiempo, a Ignatius Farray. Los celtas creían que los locos y excéntricos mantenían una conexión especial con los dioses, y no sólo los dejaban a su aire sino que los escuchaban con atención, porque se creía que de su boca salían augurios y sabiduría en un incontrolable torrente.
Ignatius sería sin duda uno de estos personajes. Desde lo trashy y lo raro, debajo de los gritos y los pezones, subyace una inteligencia afilada como una navaja de afeitar (oxidada, eso sí) y una perspectiva de la realidad ciertamente curiosa.
Al lío: venía a decir el loco sabio que la gente interpretaba la libertad de expresión como la obligación de expresar sus opiniones, e indicaba que era una perspectiva errónea: el derecho no implica obligación. Es un sesgo curioso que tenemos el ser humano y del que ya me di cuenta, como quienes decían que el matrimonio gay destruiría la familia tradicional (como si el derecho a casarse con alguien del mismo sexo fuese preceptivo) o que la eutanasia asesinaría a los viejos (como si la facultad de morir fuese una obligación).
La libertad de expresión aparece regulada en nuestra Constitución como un derecho fundamental, que en su artículo 20.1 a) afirma que se reconoce y protege el derecho “A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”.
Existe un método de interpretación, o hermenéutico, que consiste en la interpretación a contrario, y con ella nos damos cuenta de que nadie debe silenciarte pero que tampoco nadie te puede obligar a hablar. Y esto se refleja en otra perspectiva:
Tienes derecho a no tener una opinión sobre algo. Tienes derecho a decir que no sabes sobre algo. Tienes derecho a enarbolar el “no tengo ni idea” por bandera, y sobre todo que nadie te recrimine por ello.
El derecho a la libertad de expresión tiene otra dimensión: el derecho a cambiar de opinión. Tendemos todos nosotros, como seres humanos que han evolucionado y sobrevivido en base a sesgos, confundir la coherencia con el inmovilismo intelectual. Desafortunadamente, el cambio de idea sobre algo tiende a verse como una hipocresía, una traición, una blasfemia; es el fichaje de Figo a efectos del pensamiento. Porque, y la tercera dimensión, es el derecho a equivocarte. A cagarla. A no haber tenido razón. A rectificar.
Cuando empecé a fijarme en las noticias sobre el COVID, allá a finales del año pasado y principios de enero, me asusté. Se lo comentaba a mi pareja, amigos y compañeros de trabajo. Nadie sabía nada. Yo estaba intranquilo, y en estos tiempos me he sentido tentado a pensar satisfactoriamente “tenía razón”. Pero luego (paradójicamente, cuando se acercó más el virus a Italia y más cerca estaba) cambié de opinión y en mi fuero interno pensé que era una gripe magnificada. Y cuando estalló aquí, volví a cambiar de idea y vuelvo a estar intranquilo y temeroso.
No me duelen prendas en reconocerlo. Esta es mi opinión, hasta que la cambie, y puede suceder en unas horas, en unas semanas o nunca. Y ejerzo libremente mi derecho a cerrar mi puto pico, a no dejarme llevar por mis estados de optimismo ni mis estados de pesadumbre, ahora que tengo a mi padre en aislamiento y espero que vengan a hacer la prueba.
Abrazo a la epojé como a un amigo, la suspensión del juicio, que no debe interpretarse como pereza intelectiva: no soy experto en la materia, no tengo datos suficientes, mis conocimientos de ciencia, estadística, procesos víricos y demás se limitan a una curiosidad de toda la vida y a una búsqueda enfermiza en estas últimas semanas, lo cual no me convierte en ningún experto ni autoridad sino en una persona más: asustada, temerosa, intranquila y vulnerable, consciente como nunca de la vulnerabilidad de mi propia existencia y de las estructuras sociales que daba por sentadas.
Os animo a que como personas y colectivamente, como sociedad, hagamos uso de estos derechos. Tienes, tenemos, en suma, el derecho fundamental y constitucional, el derecho humano a cerrar la puta boca y no opinar sobre lo que no sabemos, o lo que no estamos seguros, o incluso si lo sabemos y estamos seguros podemos cerrar nuestra jodida bocaza si queremos.
Hagamos uso de ese derecho.
He aquí un resumido relato sobre uno de los clanes más miserables de nuestro país.
Corría el año 2003, y los halcones del Pentágono habían decidido que EEUU debía tener un mayor protagonismo en Oriente Próximo, incrustando un Estado-títere en medio del mapa que 1) les diese una posición de superioridad aun mayor frente a la potencia iraní y 2) llenase las arcas de sus multinacionales petroleras. El elegido fue Irak. Una balsa de aceite cuyo dictador llevaba décadas gobernando sin una oposición interna mínimamente organizada para hacerle frente. Y ello a pesar de que el país estaba compuesto por un complejo mosaico de sunnies-chiies-kurdos con intereses e identidades sumamente enfrentados.
El argumento de que Sadam era un tirano no resultaba lo bastante convincente como para justificar la guerra, pues por el mundo hay decenas como él (e incluso peores) con quienes EEUU mantiene excelentes relaciones. Entonces surgió el invento de las armas de destrucción masiva. No existía ninguna prueba sobre dichas armas, pero la mejor contraprueba fue la actitud sumisa de Sadam. Para evitar la guerra, ofreció a los inspectores internacionales que visitasen cada rincón de su país ¿Haría esto alguien que verdaderamente posee armas devastadoras? Es más ¿Declararía la guerra un país sensato a otro que posee un arsenal capaz de provocar millones de muertos, máxime cuando ese segundo país está abriendo sus fronteras para que se investigue su existencia? La respuesta la tenemos en Corea del Norte, cuyo tirano alardea diariamente sobre la potencia de sus armas de destrucción masiva...y EEUU no se atreve a toserle.
Todo el mundo sabía que las causas de la guerra eran falsas. Todo el mundo era consciente de las desastrosas consecuencias que tendría la guerra, de los miles de muertos que causaría y (lo que es más importante) de la guerra civil que podía generarse colocando un gobierno títere extranjero en una tierra con tantos grupos étnicos y religiosos enfrentados. Por eso sólo hubo un dirigente de la Europa continental lo suficientemente desalmado como para avalar la guerra desde la primera línea (el famoso Trío de las Azores) teniendo en contra a más del 80% de su país: José María Aznar.
Este insignificante inspector de Hacienda había entrado en política para forrarse al precio que fuese. Para forrarse y para sentirse por encima del resto de los mortales. Para poder introducir bolígrafos entre los pechos de periodistas que pretendían entrevistarle. Para codearse con la élite económica mundial a pesar de no saber vocalizar correctamente. Para colocar a su familia en lo alto de una montaña de dólares construidos sobre la mentira y el sufrimiento ajenos. Para entrar en los consejos de administración de las más grandes empresas a pesar de su déficit de inteligencia, que salta a la vista en cuanto habla más de 10 minutos seguidos, con ese discurso plano, monótono, carente de ingenio y (ésta es la mayor prueba de su estupidez) infinitamente prepotente.
Aznar prostituyó a España colocándola como abanderada de una guerra infame, basada en mentiras y que ha sido el germen del Estado Islámico, pues fue la disolución del ejército iraquí y la exacerbación del odio sunni ante el gobierno títere chii que Bush colocó, lo que provocó el nacimiento de Al Qaeda en Irak, que fue el germen del ISIS. Los cientos de miles de muertos derivados de la guerra civil iraquí, son conocidos por todos. También recordamos a los hombres españoles que murieron durante la ocupación de Irak.
Y fue premiado por el lobby neocon estadounidense. Sus paridas imitando el tono de Cantinflas en Georgetown fueron lo de menos. Entró como asesor y consejero en multinacionales estadounidenses tales como KPMG, la minera Barrick Wolrd Corporation, Latham & Watkins...y es que colocar a España como cómplice de uno de los mayores crímenes mundiales de la última década, le salió muy rentable.
Por falta de espacio (y por ser sobradamente conocidos) no hablaremos de los años dorados de la corrupción bajo su presidencia, de la boda de su hija (que ensombreció a la de Connie Corleone por el número de mafiosos invitados) y del futuro judicial de sus ministros estrella, como Rodrigo Rato.
Pero Aznar no tenía bastante. Usando su influencia, colocó a su mujer como alcaldesa de Madrid. Ana Botella representa el esperpento que tantos colegios de monjas ultraconservadores engendraron en los años 60. Frívola, superficial, de cabeza hueca, profundamente reaccionaria y tan amante del lujo como su marido. El matrimonio Aznar colocó a su hijo en lo más alto de los fondos buitres (concretamente, en la todopoderosa Cerberus, como podéis ver aquí diario16.com/jose-maria-aznar-botella-principal-beneficiario-los-fondo ).
Y fue en esa tesitura en la que Ana decidió vender el parque público de viviendas de Madrid a los fondos buitre por un precio ridículo. Su justificación de la medida con el argumento de "lo único que ha cambiado es el casero" fue una muestra más de que su inteligencia y su ética van de la mano. Porque todos sabemos que es lo mismo tener como casero a un alcalde que da cuentas ante la opinión pública, que a un especulador internacional. Hoy miles de familias desahuciadas pueden dar fe de los resultados, igual que su hijo puede contarnos el brutal incremento de su patrimonio gracias a los fondos buitre. El Tribunal de Cuentas ha certificado que, incluso desde una perspectiva mercantil, la operación fue una estafa.
Aznar sacrificó a cientos de miles de iraquíes (junto con la dignidad de España) para forrarse. Ana Botella sacrificó a miles de madrileños en situación de vulnerabilidad social, dejando además el Ayuntamiento con un endendamiento salvaje debido a sus políticas de despilfarro (despilfarro que nunca revertía en el bienestar del ciudadano, sino todo lo contrario).
Entraron en la política para forrarse al precio que fuera y lo consiguieron. Hoy son una de las familias más ricas del país, e intentan tapar sus miserias con biombos de falso patriotismo y prepotencia exacerbada. Pero la cara es el espejo del alma, y la de Aznar hace ya mucho tiempo que se parece a la de una máscara de Halloween.
Aqui unos cuantos links sobre su fortuna lab.elmundo.es/los-mas-ricos/alejandro-aznar-sainz-y-familia.html www.economiadigital.es/politica-y-sociedad/jose-maria-aznar-el-ex-pres diario16.com/los-negocios-del-clan-aznar/ cronicaglobal.elespanol.com/business/inmobiliaria-jose-maria-aznar-jun
Y, como no tiene suficientes millones, Aznar practica la "ingeniería financiera" (léase fraude fiscal) para pagar menos impuestos, motivo por el que ha sido sancionado diario16.com/aznar-tambien-cometio-fraude-fiscal/ Dada su condición de inspector de Hacienda, el tema resulta especialmente vomitivo.
Publica "La Vanguardia" una noticia con el siguiente titular:
Tras leer la noticia podemos saber que fuese trabajador de la sexta murió por complicaciones de un infarto y que la familia necesitó importante ayuda económica para intentar salvarlo. Más abajo en la noticia dice "Josep Pedrerol hizo un llamamiento desde su programa Jugones de LaSexta para animar a los espectadores a aportar su granito de arena." momento en el que mi mente dice "Oye, no debería pagar La Sexta estas cosas?" como debería hacer cualquier empresa responsable, así que comento en consecuencia señalando que eso debería haberlo pagado la empresa.
Minutos más tarde me dice otro meneante que en el video del tuit que enlaza la noticia, Pedrerol pide ayuda para un *antiguo* trabajador de la sexta, y que hacía años que no trabajaba para la empresa, a pesar de que esta información es en mi opinión relevante, en la noticia en si no se hace mención a ello, y el titular incita a pensar que hasta que se murió era un trabajador.
Para entonces, ya tenía docenas de mensajes cabreados con La Sexta por no pagar el seguro de un currela, ya había meneado la noticia, y mi comentaro ya era el destacado. Pero La Vanguardia me la coló, me la coló bien, porque supongo que poner un titular correcto y aclarar que era un antiguo empleado, no genera clicks.
La noticia y el comentario en cuestión: www.meneame.net/story/muere-camara-lasexta-atrapado-estados-unidos/c02
Un artículo publicado y en portada esta mañana (www.meneame.net/story/no-devuelven-dinero-dos-semanas-tienen-devolvert) afirma que si el comercio no te devuelve el dinero de una devolución en 14 días tienes derecho que te devuelva el doble.
Esta afirmación la hace con base en el literal del artículo 76 que lleva por título "devoluciones de sumas percibidas por el empresario". El primero error que encontramos es que el autor referencia este artículo en la ley 3/2014, de 27 de marzo cuando realmente ese artículo 76 es del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, pero esto es lo de menos.
Las leyes suelen estar divididas por títulos, que a su vez se dividen en capítulos. Si además la ley es muy larga, se añaden Libros y Secciones, por lo que podemos tener libros, que contienen títulos que a su vez contienen capítulos. Esto no es caprichoso, esta hecho así para poder ordenar el acto normativo de forma congruente, porque una ley suele regular muchas cosas distintas aunque sean de un mismo ámbito general.
Llegados a este punto no podemos coger un artículo aislado de una ley e interpretarlo en su forma gramatical y aislada porque seguramente nos vamos a equivocar en lo que quiere decir o, más importante, en el ámbito que aplica ese artículo dentro de la ley.
Y esto es lo que pasa en el asunto de la devolución doble del dinero, el artículo 76 dice, efectivamente: "Transcurrido dicho plazo sin que el consumidor y usuario haya recuperado la suma adeudada, tendrá derecho a reclamarla duplicada, sin perjuicio de que además se le indemnicen los daños y perjuicios que se le hayan causado en lo que excedan de dicha cantidad".
Pero este artículo 76 está dentro de un capítulo, el número II que lleva por título "Derecho de desistimiento" (recordemos este datos), capítulo segundo que está dentro del "Título I".
Si la ley terminará en ese capítulo II nada habría que discutir sobre el post, pero el problema es que la ley de consumidores continúa, y resulta que tiene otro capítulo III que lleva por título también "Derecho de desistimiento" (como el capítulo II donde está el artículo 76) ¿Cómo es posible que tengamos otro capítulo dedicado al derecho de desistimiento? ¿Pero ese derecho de desistimiento no estaba regulado ya en el capítulo II del título I?
Sí, en el capítulo II del Título I tenemos una regulación general del derecho de desistimiento, pero es que la ley de consumidores tiene un título (el III) dedicado a los contratos celebrados a distancia (como los online) con su propia regulación del derecho de desistimiento.
Eso quiere decir que si queremos saber la regulación de las compras online tenemos que ir a la parte de la ley que regula esa concreta tipo de compra, que es como digo la que está en el Título III, y ahí tenemos regulado el derecho de desistimiento concreto para compras online. Una regulación del derecho de desistimiento especial para las compras online que NO recoge el derecho a obtener el doble si se le pasa el plazo de 14 días al empresario en devolvernos el dinero.
Os pongo otro ejemplo ¿Y si por ejemplo queremos saber nuestros derechos en el marco de un viaje combinado? Pues habrá que ver si la ley tiene un apartado destinado a regular los viajes combinados y si no lo tiene entonces se aplicará el régimen general; pero los viajes combinados también tienen su propia regulación en el libro cuarto; esto quiere decir que yo no puedo coger un artículo del libro cuarto (pensado para viajes combinados) y aplicarlo a otra cosa que no sea un viaje combinado porque aunque esté en la misma ley están regulando cosas distintas.
Esto es lo que se conoce en Derecho como principio de especialidad y es algo en lo que no voy a entrar pero en esencia es lo que ya he expuesto: la ley especial se aplica con prioridad a la general: si tenemos dos regulaciones, una que regula de forma general la compra de servicios (ley general) y otra que regula la compra de servicios por Internet (ley especial) si yo contrato un servicio por Internet me tengo que acoger a lo que dice la especial sobre servicios comprados por Internet. Este NO es el único principio, hay otros que se complementan entre sí.
Y no podemos coger artículos de aquí y allá según nos interese, si la compra es realizada a distancia, el marco regulatorio a tener en cuenta va de los artículo 92 al 113 sin perjuicio de lo establecido en las disposiciones del Título IV que indican que son generales para todo tipo de productos de consumo, o disposiciones generales; pero no podemos coger una regulación específica con su propio ámbito y hacerlo valer en otro ámbito distinto ya regulado.
Por si cabe alguna duda, esta obligación de devolver el doble en las compras online SÍ estaba recogido en la redacción del año 2014 del artículo 107 sobre obligaciones del empresario en las compras online (en los mismos términos que el artículo 76) pero fue modificado en el año 2017 para quitar ese párrafo sobre devolver el doble; podéis ver la redacción que tenía antes aquí. Con la redacción anterior sí que existía esa obligación de devolver el doble, pero como digo actualmente no.
Si hacemos como el autor del otro post, y cogemos el artículo que nos interesa sin tener en cuenta el contexto en el que está y el ámbito de aplicación a que se refiere según su ubicación dentro de la ley, lo más probable es que nos confundamos al leer la norma. Pero preocupa que aun avisándole de que lo está interpretando mal por varios usuarios, llegue a conclusiones tan alejadas de la realidad como que ese artículo 76 se aplica SOLO a ventas online.
Las leyes tienen como destinatarios a todos los ciudadanos, pero, y ojalá no fuera así, no están hechas para que cualquiera pueda cogerlas como si fuera un libro de texto e interpretarla según su buen entender. Al contrario, normalmente hacen falta muchos años de estudio, una carrera (Derecho) y práctica profesional para llegar a empezar a comprender lo que las leyes dicen en un ámbito concreto del Derecho.
La censura mediática existe pero es mucho más sutil de lo que en principio pudiera parecer. Algunos periódicos, que supuestamente eran el adalid de la libertad de expresión, se han transformado en una inmensa maquinaria de propaganda a sueldo de los idearios de aquellos que los subvencionan; es decir, pagan en especie, o en metálico vía inversión institucional. Sí, algunos lo habrán adivinado, en este caso me estoy refiriendo al periódico El País.
Para hacer este tipo de afirmaciones nada mejor que llevar a cabo una prueba de verificación experimental. Hoy precisamente me han vuelto a “filtrar”, utilizando el perverso término de la nueva neolengua, el comentario sobre un artículo. Sí, sé que era tratar de publicar un comentario caustico, incómodo, hiriente pero lógicamente argumentado y más veraz, puesto que aportaba hechos probados, que algunas de las opiniones que se difunden en ese mentidero. Para ponernos en perspectiva hay que recordar que El País, llegó a ser en algunos aspectos una referencia internacional. Eran días en los que la serie periodistas, que algunos de los que ya tienen ciertos años recordarán, era una de las series con más audiencia de la televisión. En aquellos tiempos se suponía que las opiniones aunque incómodas no eran censuradas.
Por justificar lo que está ocurriendo podría argumentar a la ligera, y con enormes posibilidades de equivocarme, que una de las causas que justificarían la "autocensura" de algunas publicaciones haya sido la llamada ley mordaza. No se crean que fabulo condicionado por la ingestión de alguna sustancia "creativa". La censura es como un virus contagioso que inunda cada vez más y más niveles de libertad de expresión. A esa ley habría que añadir otra ley tácita más etérea pero que está machacando la capacidad de la expresión como arma de insurrección. Me refiero a la ley no escrita de lo políticamente correcto.
Pero volviendo al caso, El País ha involucionado de tal manera que se ha transformado en un líbelo más, a sueldo de los lobbies, que actúa como una fina maquinaria de tribado, acorde con su nueva línea editorial, en su sección de comentarios.
A sabiendas de que no me lo iban a publicar, pues no es la primera vez que me ocurre, había llevado a cabo previsoramente una copia de seguridad que pego a continuación para que se pueda juzgar la incorrección de la opinión allí manifestada.
El artículo periodístico que quería comentar era este:
El temor al desplome electoral se extiende entre los dirigentes del PPCorrespondiente al enlace:
politica.elpais.com/politica/2018/02/27/actualidad/1519756716_914793.h
Y el comentario en cuestión, salvo errores tipográficos que acabo de corregir en una segunda lectura, era este (en un 99% de fidelidad):
“””El PP es un cadáver andante pero sus representantes aún no lo admiten en público. La situación no es que sea preocupante, es que es de un: “sálvese quien pueda”. Las ratas, que son las primeras en abandonar el barco cuando este se hunde, ya han comenzado el ritual trasiego entre el PP y C’s. En cualquier caso, ambos partidos, si no llega a ser por el inconmensurable putridero de nauseabunda corrupción en el que se ha transformado esa organización delictiva, (no lo digo yo, lo dice la UDEF), que se denomina PP, son primos hermanos. Es evidente que se está produciendo un cambio de ciclo provocado casi exclusivamente por el fallecimiento inexorable de los colaboradores necesarios para mantener este chiringuito de depravación contable, sus votantes. Por tanto, la conclusión no puede ser más obvia, y es que estos delincuentes tienen sus días contados. Si a esto le añadimos que algunos de esos colaboradores pensionistas están empezando a experimentar en sus propias carnes las mentiras en su hipotético incremento remunerativo, el recambio se va a hacer más rápido de lo que los M. Rajoy y secuaces desearían para seguir robándonos. ””””
He estado analizando qué comentarios pasan el filtro del censor, ya sea humano o algoritmo informático, y cuáles no.
Es relevante que algunos comentarios podrían inclusive ser mucho más ofensivos que el que califica de ratas a los transfugas, pero en todos ellos hay un patrón estadístico, no involucran a C’s, como aspecto colateral, en el cuerpo del mensaje.
Estoy convencido de estar en una lista negra “gestionada” por un algoritmo informático que avisa al censor humano para bloquear mis opiniones, pues de alguna manera trato de poner en entredicho la obvia línea de predilección política que pone de manifiesto esta publicación.
Querría advertir a los que llevan a cabo lecturas simplistas que la censura es mucho más sutil de lo que podría parecer. Por ejemplo, se permite entrar sin problemas en la dinámica dicotómica del bipartidismo, en el típico argumentario del “y tú más”. De hecho hay mucho intercambio navajero y rifirrafes varios entre supporters del PP y el PSOE en ese mismo artículo. Ambas facciones de forofos están, obviamente a sueldo, enmierdando con sus opiniones enlatadas. Se trata de provocar un persistente ruido mediático de baja intensidad para moldear y afianzar la opinión del lector que hace lecturas superficiales y que tiene una fuerte fidelidad en el voto de estas dos formaciones.
Me hace sospechar que el párrafo que no ha pasado la censura no es el que alude a que los votantes del PP, en el que dice que los mayores de 65 años se mueren y, por tanto, este partido se queda sin apoyo por desaparición en la base de sus votantes. Lo que estoy casi convencido de que no ha pasado la censura es el párrafo que trata de evidenciar que el PP y C’s son más de lo mismo, con políticos que en el fondo tienen objetivos prácticamente idénticos y que los más avispados u oportunistas del partido que se hunde, ya están tomando posiciones en la filiación política naranja, a la que consideran el recambio natural.
Se vé que David Alandete, subdirector de este “periódico”, es el periodista, (esta denominación es un término más bien eufemístico), prototipo que tiene poder decisorio en el nuevo organigrama del periódico y es más que evidente que ha mostrado permanentemente en las “tontulias televisivas” sus predilecciones por el partido de moda, Ciudadanos.
Como conclusión puedo decir que estoy prácticamente convencido que se han dado órdenes precisas de podar aquellas opiniones que puedan incomodar la línea de pensamiento de los financiadores, entre ellos algunos accionistas de renombre del IBEX35, y que han decidido que hay que buscar un recambio gatopardista para la nueva derecha.
Hay que cambiar todo para que todo quede exactamente igual y Ciudadanos, a tenor de lo que vota, con quién vota, a quién apoya, quién le apoya y a quién bloquea, está llevando a cabo ese papel de manera mas que excelsa, sublime.
Ayer, dimisiones fulminantes y disculpas públicas por un encabezado sobre la monarquía. "Leonor se va, como su abuelo". De ahora mismo, a las 11: 50 horas del 11 de febrero, encabezado de una información sobre una manifestación de UGT (Sí, UGT, el sindicato socialista) que pide la subida del SMI y la derogación de la reforma laboral. Titular "los sindicatos claman contra la política económica del gobierno". No, señor periodista, los manifestantes piden derogar la anterior reforma laboral (la del PP) y subir el salario mínimo, no claman, de forma abstracta y en general , contra la política económica de este gobierno.
Supongo que este segundo titular a doña Rosa Maria Mateo no le parecerá una manipulación escandalosa y vergonzante. A mí sí.
Lo reconozco, tengo un problema.
Durante este Verano y con el fin de poder acordarme de los pacientes que estoy atendiendo y no forman parte de mi cupo, he acabado bautizándolos con nombres de personajes de series o películas, o incluso con el título de algunas de mis favoritas.
Así, a estas alturas cuento ya con un "Gran Gatsby", una "Con faldas y a lo loco", una "Teniente Ripley", o un "John McClane", entre muchos otros.
Pero hoy quería centrarme en uno en concreto, al que decidí apodar como "Sexo, Mentiras y Algunas Anfetaminas", jugando con el título de un gran film de finales de los 80.
Esta persona, que está rozando la categoría de personaje, acudió a mi por un problema que, a la espera de lo que pueda surgir de las pruebas que debe realizar, podría tratarse de un asunto bastante serio.
Es de los que se sientan y acercan la silla a mi mesa, la cual tengo separada estratégicamente para mantener una mínima distancia de seguridad, y te comienzan a hablar bajándose la mascarilla.
Empezó relatándome ciertos trastornos de su "ajetreada" vida sexual, añadiendo detalles que ni pedí, ni me importan para poder realizar mi trabajo ni una anamnesis correcta.
Como dije antes, a los pocos minutos de escucharlo comencé a temerme una patología de cierta gravedad.
Obviamente, le pregunté qué tipo de medicamentos estaba tomando, a lo que me contestó que ninguno.
No necesito ver la expresión en la cara de la gente cuando creo que me están mintiendo, y en este caso su sola mirada ya me confirmaba que no me estaba diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Pasaron unos pocos segundos de un frío silencio, cuando añadió la siguiente frase: "bueno, tomo algunos suplementos...".
Eso ya me lo imaginaba, porque se trata del típico chico que va al gimnasio y se olvida de que también tiene dos piernas que debería trabajar.
En general, cuando hablamos de "suplementos" para deportistas, me imagino cosas como batidos de proteínas y demás, aunque debo reconocer que no estoy muy versada en esta materia.
Me indicó las marcas de algunos productos que estaba consumiendo, y me di cuenta de que toma más cosas que la inmensa mayoría de pacientes octogenarios que suelo atender.
Sin embargo, me llamó la atención un nombre sobre el que pasó muy rápidamente por encima, el cual si conozco a la perfección.
No me gusta meterme en la vida privada de la gente, pero como médico prefiero las cosas claras y a ser posible sin dar muchas vueltas.
Le indiqué que una cosa es un "suplemento", y otra bien distinta un medicamento del grupo de las anfetaminas.
Me da igual cómo lo consigue, quién se lo suministra, o porqué comenzó a tomarlo, pero a efectos sanitarios es una información especialmente relevante que nos puede ayudar enormemente.
Pero el quid de la cuestión llegó poco después, cuando le pregunté si ya estaba vacunado.
Su respuesta, de manera literal, fue la siguiente: "no, no me fio...".
De nuevo, una vez más, tuve que respirar profundamente, relajarme durante unos segundos, y morderme la lengua, porque estaba notando como mis ovarios comenzaban a subir desde su ubicación habitual.
A veces me da la impresión de que alguien ha colocado cámaras en mi consulta, y simplemente me están espiando para ver qué tipo de reacciones tengo.
No puedo asimilar, no me cabe en la cabeza, no encuentro una explicación por la cual pueda entender cómo una persona joven es capaz de meterse entre pecho y espalda una cantidad exagerada de basura de todo tipo, incluidos ciertos medicamentos con efectos secundarios importantes si se consumen en períodos largos de tiempo, y sin embargo no se fie de una vacuna que está salvando cientos de miles de vidas en todo el planeta.
De verdad, si esta gente está destinada a ser el futuro del país, voy a comenzar a hacer las maletas porque no quiero estar aquí cuando sean los que cortan el bacalao.
Señor, dame paciencia, porque como me des fuerza...
Y tú dirás, ¿quién coño es el boomer éste para que me escriba una carta? Pues eso, un boomer que ha visto muchas cosas, que tiene buena memoria y que hace muchos años sufrió algo parecido, aunque más reservado al ámbito académico.
Cuando somos jóvenes, (casi) todos somos idealistas, inconformistas, tenemos más esperanzas, más energía y creemos que tenemos menos que perder. Por eso damos un paso al frente y nos ponemos en primera línea de batalla para defender nuestros ideales y expresar nuestras opiniones. Unas más acertadas que otras, con más o menos vehemencia. Con el tiempo se va perdiendo este ímpetu, ya sea por cansancio, por frustración, por falta de tiempo, exceso de responsabilidades o simplemente porque nos volvemos más egoístas al cambiar nuestras preferencias. Eso no significa que se pierda la ideología, sino que se evapora la pasión de juventud.
Por eso yo te escucho, y me transmites juventud y fuerza; y leo lo que escriben de ti, y me provoca arcadas. La universidad siempre ha sido un foco de ideas creativas, lo que inevitablemente está enlazado al progresismo. No es de extrañar ni casual que la universidad pública sufra el constante desprestigio de los políticos, y que las universidades privadas suelan fomentar una ideología concreta. Hay mucho miedo a que alguien tenga una idea que rompa con el sistema, pues pone en peligro el sustento de muchos. Ni siquiera las críticas son bien toleradas.
Los medios de comunicación han aprendido una curiosa lección con la llegada de la "era de la información". ¿Para qué esperar a atacar, criticar, difamar, manipular y desprestigiar a una persona por lo que hace cuando puede denostarla por lo que puede hacer? Las personas en puestos de poder, en general, y los que han construído ese poder desde una torre de naipes en particular, tienen miedo de los que piensan diferente a ellos. Pero aún tienen más miedo cuando los que piensan diferente a ellos son jóvenes. Y tú quizá tengas una cuenta de Twitter, de Instagram, de TikTok, algún megáfono para una manifestación o un micrófono abierto en una asamblea, pero ellos cuentan con una engrasada maquinaria mediática dedicada a controlar la opinión pública.
Que los grandes medios del país te dediquen artículos en sus cabeceras reflejan lo que estoy hablando. Tú, que probablemente andes entre libros y apuntes, con alguna copa con tus amigos en tus ratos libres, haciendo cábalas económicas entre una posible beca y el sueldo de tus padres, te encuentras con una avanzadilla frontal de presuntos periodistas cuyo futuro hace tiempo que está garantizado.
Pero no es tu culpa, tú no has hecho nada malo. En realidad, todavía no has hecho nada, por muy maleducado que quede decirlo. No; los que tienen el poder, y los medios controlados por los que tienen el poder tienen miedo. No se pueden permitir otro Pablo Iglesias, otra, Yolanda Díaz, otro Alberto Rodríguez, otro Íñigo Errejón. No van a esperar a que ninguno roce asientos de poder para criticarlos. Van a buscar a gente como tú y empezar a desprestigiarla antes de que sea tarde para ellos.
Por eso, lo peor que puedes hacer es callarte. Primero, porque coartas lo más importante: tu libertad de expresión. Segundo, porque si te callas, ellos vencen. Tercero porque, ¿por qué deberías callarte? No sé qué edad tendrás, probablemente rondando la veintena, y estoy seguro que sabes medir tus palabras, organizar tus reflexiones y ser consciente de que la hemeroteca existe. Y mucho ha de cambiar una persona para que la hemeroteca le de un tortazo. Ni siquiera Felipe González ha recibido ese tortazo, que ya es decir.
Y la hemeroteca existe para todos. Quizá el día de mañana seas una persona completamente anónima, con poca influencia en la vida pública, enfocada en tu trabajo y en tu familia. Pero los ríos de tinta y bilis que hoy corren en tu contra son ya hemeroteca. Los que bufan y patalean detrás de sus columnas pagadas con subvenciones (esas que tiempre critican cuando no son para ellos) ya tienen un hueco en el archivo de Internet. Y mira, ya has conseguido algo: que con tu protesta legítima y tus opiniones fundamentadas, hayamos descubierto (o redescubierto) a toda una piara de vendidos juntaletras que se pasan la deontología del periodismo por donde termina su espalda, para difamar a una joven estudiante, oh, por dar su opinión en una universidad, oh, crimen capital.
Así que mi consejo de boomer es, siempre con una buena base, que sigas hablando cuando te de la gana, que sigas opinando de lo que te de la gana, que sigas luchando por lo que crees, que sigas divulgando lo que conoces, y que sigas criticando lo que te resulte injusto. Porque mantener el silencio y agachar la cabeza no son sinónimos de cambio.
Y puede que todo esto ya lo supieras, pero creo que es mi responsabilidad repetírtelo, bien sea por experiencia, bien por empatía, bien por apoyo. Sólo te pido que si ves a un calvo con cara de malo no le digas "ok, boomer".
La semana que viene tenía el juicio de un trabajador que reclama unos veinte mil euros por nóminas impagadas, de los cuales el Fondo de Garantía Salarial sólo le pagaría seis mil (paga un máximo de 4 nóminas aunque el empresario te deba 100). Hemos tenido que suspenderlo tras saber que la empresa se ha declarado insolvente y, milagrosamente, el empresario ha creado otra de nombre parecido e idéntica actividad. Si no nos hubiésemos dado cuenta, el muy jeta habría seguido con su negocio librándose de las enormes deudas que arrastraba.
Los grupos patológicos de empresas nacen cuando un empresario desea, con ánimo fraudulento, ocultar su actividad (fabricación de extintores, hostelería...) a través de diversas máscaras, que son las distintas empresas creadas. En una da de alta a la plantilla, con otra factura a los clientes...y nos encontramos con que la empresa donde los trabajadores están de alta realiza un ERE para bajarles el sueldo alegando pérdidas mientras la empresa que factura a los clientes está podrida de dinero.
De esta forma, los grupos patológicos de empresas se crean para ocultar beneficios, evadir impuestos...generando la falsa imagen de que hay varias empresas independientes entre sí pese a que, en realidad, la actividad económica es una y, por tanto, sólo debería existir una empresa que asumiese todos los riesgos, pérdidas y beneficios. Cuando se acredita que hay un grupo patológico, la consecuencia legal es que todas las empresas responden solidariamente de las deudas (aparte de las multas que se les puedan imponer). Estos son los indicios que acreditan la existencia del grupo (no tienen por qué darse todos a la vez):
-Confusión de plantillas. Tengo a trabajadores dados de alta en diversas empresas trabajando conjuntamente en un mismo centro de trabajo o ejecutando la misma actividad.
-Confusión de patrimonios. Tengo la nave industrial donde realizo mi actividad a nombre de la empresa A, las máquinas a nombre de la empresa B y facturo a nombre de la empresa C.
-Coincidencia de domicilios sociales y administradores. Yo soy administrador y socio de todas las empresas, o pongo a mi hermano y mi cuñada como "administradores-hombres de paja" de dos de las empresas pese a que yo controlo todo. Y las sedes fiscales de todas las empresas están en mi chalet del campo.
-Apariencia externa unitaria. Aunque las empresas tienen varios nombres, uso una marca única ("Plátanos Suculentos") para operar en el mercado, tanto a efectos publicitarios como en las etiquetas de los productos, etc.
A veces no hay grupo patológico pero sí sucesión de empresas. Esto pasa si sólo tengo una empresa pero, cuando está inflada a deudas, la cierro y abro otra al día siguiente con la misma actividad, dirigida por mí, etc. En este caso (también muy común) la nueva empresa responde de las deudas de la vieja.
Y por último está la cesión ilegal de trabajadores. Se produce cuando me dan de alta en la empresa A, pero esa empresa se limita a pagarme la nómina y nada más, trabajando yo para la empresa B que me dirige, controla, da órdenes y aporta los medios materiales para mi trabajo. SÓLO las ETT pueden ceder trabajadores en esos términos, y si lo hace una empresa que no sea ETT, el trabajador tendrá derecho a integrarse en la empresa a la que le cedieron con los mismos derechos (incluidos los salariales) de los empleados de esa empresa.
Y OJO, porque las ETT sólo están habilitadas para ceder trabajadores cuando van a cubrir necesidades eventuales de la empresa usuaria (aumentos puntuales y aislados de actividad de dicha empresa, como el verano en un bar de playa o la navidad en los grandes almacenes). Si la ETT te cede a una empresa para cubrir sus necesidades permanentes (o cíclicas, como pasa con los fijos discontinuos en las campañas de la fruta) a través de contratos encadenados, será fraudulento y tendrás derecho a considerarte trabajador indefinido de esa empresa.
Finalmente, un consejo: meted el nombre de vuestra empresa en google junto a la palabra INFOCIF. Obtendréis información muy interesante en esa página, que es gratuita. Y cuando os aparezca el nombre del administrador, metedlo en google entrecomillado y pinchad en los primeros resultados que os salgan para saber cuántas empresas tiene a su nombre. Puede ser el comienzo de un gran descubrimiento. Pensad que, por estar dados de alta en una empresa formalmente en pérdidas, podéis estar cobrando 300 euros menos de lo que deberíais si os dieran de alta en la empresa para la que trabajáis realmente.
Nos pedisteis que nos quedáramos en casa, y nos compramos un perro para poder salir a pasearlo.
Nos pedisteis que nos pusiéramos una mascarilla, y empezamos a fumar para poder ir por la calle sin ella.
Nos pedisteis que cerráramos nuestros negocios, y montamos fiestas ilegales a puerta cerrada.
Les pedisteis a los docentes que educaran a las futuras generaciones via online sin ayuda de nadie, y nos quejamos de que son unos vagos, como todos los funcionarios.
Les pedisteis a los sanitarios que doblasen sus turnos con una bolsa de basura como protección, y les dijimos que si no aceptaban trasladarse a otro hospital lejos de su casa eran unos vagos, como todos los funcionarios.
Nos pedisteis como empresarios que enviáramos a miles de personas al ERTE, y les hicimos trabajar gratis encubiertamente mientras cobraban una miseria del ERTE.
Yo lo tengo claro: llegaré con la furgoneta a atender pueblos hasta donde la rentabilidad lo permita. Si me suben el precio del combustible, muchos pueblos quedarán fuera de mi ruta, y si los que quedan no producen lo suficiente, tendré que dejarlo y buscarme otra cosa, o pasarme a la economía sumergida.
Un sargento de la Guardia Civil, de un puesto de por aquí, me dijo hoy mismo que echara gasóleo agrario en la furgoneta, que ellos no se iban a enterar. Casi me juró por su madre que no se iban a enterar. ¿Cómo estarán las cosas en el campo cuando los guardias te señalan la puerta del fraude y casi te garantizan que harán la vista gorda?
Pero es que los guardias viven aquí, no como esos bolcheviques clorofílicos de Madrid que llaman impuesto verde a lo que sólo es la enésima puñalada a los que no vivimos en las grandes ciudades.
Los guardias tiene que ir a la capital de provincia, o a la de la cabcera, y tienen que llevar a los padres al médico y a los hijos al colegio. Viven por aquí, repito, y no van a colaborar a que acaben con nosotros, lo ordene quien lo ordene.
¿Y qué decir del turismo rural? Escribo desde la provincia de Zamora. El destino más visitado de la provincia es Sanabria, con su lago, etc, pero hay algunos más que son populares entre los urbanitas para tomarse un descanso. ¿A qué distancia quedan de una ciudad de trescientos mil habitantes, que son las principales emisoras de turistas? ¿Trescientos kilómetros? ¿O son cuatrocientos?
Imaginad una casa para 10 personas. Son tres coches, desde Madrid. ¿Sabéis lo que va a pasar con ese turismo cuando el combustuible se encarezca y haya que pagar por las autovías? Que tendrá que cerrar, y que una de las pocas actividades que daba un poco de vida a los pueblos se volverá ruinosa. Y que no valdrá la pena rehabilitar casas. Hasta traer paquetes será más complicado.
Cuando el anormal de Sánchez dice que para 2050 no habrá coches privados y nos moveremos todos en bicicleta, lo que dice en realidad es que viviremos todos en una colmena, al alcance de su látigo.
Pero el caso es que algunos vivimos en el campo y no tenemos chófer, Señor Presidente. ¿Piensa convertir los pueblos en colonias ciclistas penitenciarias a las que enviar a los disidentes?
¡Anda a tomar por culo!
"Es inhumano que a una persona con cáncer se le permita pasar por este calvario. El no ha matado a nadie, como si lo han hecho otros que han recibido permisos que ahora a él se le niegan" estas eran las palabras que Javier Maroto dedicaba a la situación de Eduardo Zaplana en febrero de 2019.
Ha pasado un año y medio y Zaplana hace ya tiempo que está en la calle, gracias a ese permiso que Maroto reclamaba. Solo tiene que comparecer ante el juez los lunes, pero la defensa argumenta que, dado que el ex – president está enfermo de leucemia, puede contagiarse de COVID19 y que deberían liberarlo de tal obligación. Mientras tanto, Zaplana sigue acudiendo a actos públicos de alto nivel y se ejercita, varias veces a la semana, en un gimnasio exclusivo.
Pero, más allá de que el enfermo parezca estar ahora más sano que muchos de nosotros, analicemos esta visión del bien y del mal que defendía Maroto para sacar a Zaplana de la cárcel, porque no sólo es profundamente errónea, sino que expone, involuntariamente, el principio de todos los males que asola a este país: la incapacidad de entender las consecuencias reales de la corrupción.
Por ir al ejemplo, Zaplana recortaba en sanidad en su amada Comunidad Valenciana mientras se forraba con mordidas. En toda la provincia de Alicante únicamente existía un hospital que pudiera dispensar radioterapia y, por si esto fuera poco, su falta de recursos provocaba que los enfermos oncológicos con la enfermedad muy avanzaba tenían que esperar hasta tres meses y medio para recibir el tratamiento. Expertos sanitarios a nivel regional y nacional alertaron de esta situación, produciéndose el hecho de que la Comunidad Valenciana, durante los años del PP, bajó hasta las 21 camas por millón de habitantes, una de las más bajas de la UE, cuando la OMS recomienda 75. Las muertes por cáncer durante el mandato de Zaplana se incrementaron un 65% en solo 3 años. A Zaplana esto le importó tres mierdas, y mientras tanto, intentó comprar el puerto de Altea y gastó auténticas millonadas en infraestructuras, especialmente fechadas en periodos pre-electorales de nula utilidad social. En 2019 Zaplana pedía y se le dio, la piedad que jamás tuvo con aquellos a los que gobernaba.
La corrupción no es sólo robar, no es sólo dinero, es todos los derechos que se pierden y todas las muertes sutiles e indirectas que esta pérdida provoca y que pueden llegar a ser mucho más elevadas que los accidentes de tráfico, el coronavirus o el terrorismo, principales focos de atención mediática. La corrupción deriva en maltrato machista, en suicidios por desahucios o por una situación precaria motivada por el desempleo o un sueldo mísero, en las 38000 personas que mueren al año por no recibir las ayudas de la dependencia, en las 800 personas que han muerto el pasado año languideciendo en listas de espera, los miles de ancianos que han muerto en residencias de concursos otorgados a dedo.
La corrupción no es solo un Jaguar en un garaje, un safari en Kenia o un volquete de putas. La corrupción mata, claro que mata, y este señor, como Rato, como Correa, como Bárcenas, como Chaves, como Cospedal, como Griñán, como Rajoy, no son menos asesinos que un etarra o un yihadista por llevar corbata.
Como dijo Sorogoyen en una entrevista tras el estreno de El Reino: "Esto es como aquello que dicen de nuestro hijo de puta...son asesinos, pero como llevan un traje de 3000 euros, son nuestros asesinos".
Quizá uno de los libros de los que más se ha hablado en los últimos años sea de “El capital en el siglo XXI” de Thomas Piketty. Lo que me asombra es que la izquierda española, tan leída ella, no haya sido capaz de sacar conclusiones evidentes que caen por su propio peso de su lectura.
Piketty se centra en el reparto de la riqueza, y demuestra que la gran novedad de las sociedades avanzadas del siglo XX, en comparación con su situación previamente a la Primera Guerra Mundial, es que un porcentaje muy significativo de la riqueza de las naciones no está en manos del famoso uno por ciento, sino de una amplia clase media que él denomina patrimonial, Su riqueza se encarna en sueldos y rentas , pero sobre todo en la posesión de bienes patrimoniales, generalmente inmobiliarios. Piketty sitúa el porcentaje de esta clase media patrimonial, según las sociedades en aproximadamente el 40 por ciento. Esta riqueza inmobiliaria está sobre todo en la vivienda habitual y en muchos casos una segunda vivienda.
Para valorar la importancia de estos bienes pensemos por un momento en los precios de los alquileres en las grandes ciudades europeas, París, Londres, Madrid o Barcelona. Quien no tenga que abonar una renta o una hipoteca ingresa de forma implícita esta riqueza de la que no disponen otros trabajadores. Esta renta implícita supera en muchos casos el salario medio para viviendas de tamaño familiar. Y no se debe perder la referencia de que no hay país más marcado por el efecto de riqueza de la posesión de la vivienda habitual que España, ya que en nuestro país, frente a lo que ocurre en otros europeos, el alquiler social es residual.
Como dato anecdótico, Piketty sitúa este patrimonio medio en Francia, para datos de 2018 en unos 200.000 euros.
Más allá de la precisión de las cantidades lo que manifiesta Piketty es que no se puede clasificar correctamente nuestro sistema de reparto de la riqueza hablando de clase media, clase alta y clase baja, porque se olvidaría que dentro de las llamadas clases medias hay una cesura, una línea crucial que separa a los que tienen bienes patrimoniales (como mínimo la vivienda propia) de aquellos que no lo tienen. El concepto clase media es por tanto falaz, una cortina vieja que nos impide ver la gran diferencia entre los poseedores, aunque sea de un patrimonio mínimo, y los que tiene que pagar por lo básico, como es un lugar para vivir.
Esta posición de clase, utilizando la vieja jerga marxista se transmite generacionalmente. La herencia de los inmuebles de padres a hijos determina la posibilidad de que estos últimos tengan la posibilidad de “vivir como nuestros padres” , Sin embargo, y más allá del efecto que las donaciones en vida puedan tener, esta posibilidad está pospuesta en el tiempo. Debido al alargamiento de los años de vida las herencias en una sociedad como la española se reciben aun en para esta clase en períodos de la vida donde las decisiones más importantes, como tener o no hijos, están ya tomadas. La consecuencia es la caída de la tasa de nacimientos a niveles abismales, también en los hijos de estos padres mejor situados.
Pero la reflexión más importante y que está ausente en esta miríada de “intelectuales” de la nueva izquierda surgida de la marea del 15M es la que hay que hacer sobre los efectos políticos de esta división social. Yo voy a dejar apenas unos apuntes, que me parecen obvios. Obvio es que los intereses de esa clase media patrimonial no pueden ser los mismos que los de ese 50 por ciento de población sin bienes. La prioridad de los primeros será que los bienes que encarnan su riqueza no pierdan valor, bien debido a los vaivenes del mercado, bien por las políticas fiscales o sociales.
La posesión de la vivienda es el gran fetiche sobre el que reposan corrientes muy importantes en la opinión pública. De ahí la reticencia del PSOE a la hora de abordar políticas más agresivas que revuelvan estas aguas tan susceptibles. La paradoja para la izquierda es que fué el PSOE el que impulsó una política de acción pública en la vivienda que consistió en financiar con dinero público promociones de viviendas protegidas que pasarían al mercado privado en unos años. Es decir la izquierda subvencionó con dinero de los impuestos la conversión de millones de personas sin patrimonio en poseedores de bienes que podían ponerse en el mercado a los precios que este decidiera. Una decisión estratégica que se puede cuestionar. No es disparatado pensar que el paso desde un posición de desposesión a otra en la que se puede negociar con un pequeño patrimonio propio en un mercado inmobiliario en alza favorece posiciones políticas más bien conservadoras.
Pero los efectos políticos van más allá. Entran en juego los resortes imaginarios de la identificación social. He señalado la inanidad del concepto “clase media”, hay varias “clases medias” en función de su relación con el reparto del capital y la renta.
¿Pero por qué este concepto tan endeble aún tiene tanto uso? porque su valor no nace de su capacidad de describir la realidad sino de que es una referencia “ideal”, es un concepto para-platónico. Todos quieren ser “clase media”: los que lo son , los que creen que lo son y los que creen que lo serán. Su encarnadura es desiderativa, no descriptiva.
Toda la política en la sociedad postindustrial está dirigida por construcciones imaginarias, pero operativas: es decir, con capacidad de producir efectos aún a pesar de su carencia de realidad. De esto algo hablamos ya por aquí:
remadmalditos.wordpress.com/2022/10/03/sobre-animales-mitologicos-la-c
La clase media patrimonial es la clase central en la construcción de la política democrática avanzada. La clase inferior del 50 por ciento desposeído en su voto y en su pensamiento no quiere reconocerse como distinta de la clase media patrimonial. Grabense los nuevos políticos esta frase con fuego sobre la frente : aunque sean clases distintas no se quieren percibir como clases distintas, por muchas razones: porque la promoción social es el gran motor que impide el estallido social. Toda sociedad necesita mitos, sobre todo sobre sí mísma. Y los mitos más potentes son los unificadores.
Porque creer que hay una frontera insalvable enre ellos y los poseedores , destrozaria sus esperanzas para sus hijos. “Somos lo mismo que ustedes”, aunque el patrimonio no lo sea.
El problema de los partidos de la nueva izquierda es que si se dirigen sólo a estos desposeídos se convierten en un partido de nicho. Ni siquiera se dirigen a este 50 por ciento, se dirigen sólo a la parte de ese 50 por ciento que no cree, que ha perdido la esperanza o la creencia en que el ascenso al escalón superior es posible. No hay un discurso en la izquierda que se dirija a la mayoría porque esa mayoría está compuesta por desposeídos que sospechan que lo serán siempre, sí, pero también por aquellos que creen en sus posibilidades de convertirse en clase media patrimonial y por supuesto por esa misma clase media patrimonial. La mayoría no está compuesta por una masa homogénea desde el punto de vista del patrimonio, ni desde el punto de vista de las aspiraciones sociales
Ocurre algo parecido a lo sucedido con las protestas de los agricultores: hasta la caída del guindo, del olivo o del manzano, de estos días: esta izquierda no tenía un discurso que se dirigiera a los pequeños agricultores, tan amenazados por tratados de libre comercio que les dejan al pié de los grandes importadores.
En cambio la derecha sí opera políticamente sobre la grieta social entre ambas “clases medias”. Las políticas neoliberales de Isabel Díaz Ayuso en Madrid son un buen ejemplo.
La financiación masiva y encubierta de la enseñanza privada, y de la sanidad privada con dinero público ponen a la luz la sensibilidad del PP madrileño a la existencia de esa brecha entre clases desposeídas (la que tiene que recurrir a servicios públicos devaluados, ) y clases patrimoniales numerosas que pueden permitirse acceder a estos servicios privados pero concertados, es decir, financiados en gran parte por impuestos.
Incluso la política fiscal y de vivienda en Madrid tiene claro que hay “clases y clases” medias: El votante que se puede permitir pagar una fracción del coste de estos servicios concertados ( un seguro médico privado, una parte de los gastos educativos a traves de la mensualidad del colegio concertado o de la universidad privada ) siente que este lujo es una marca de distinción de clase, por ello no quiere que tal marca desaparezca.
La sanidad y la educación pasan de ser derechos básicos, el nivel cero común, a un elemento de segregación, de consumo distintivo. A un indicador de posición social.
Se paga por no caer del otro lado de la línea, y las clases medias patrimoniales lo que le exigen al poder público (es lo que le intenta proporcionar Ayuso) son políticas para descender, para no “desclasarse”, que se decía antiguamente. De ahí que no se vean como disparatadas ayudas sociales para familias que rondan los 50.000 euros de ingreso anual.
Y por eso la insistencia en reducir impuestos, porque en estas clases patrimoniales se tiene la opinión que estos sirven para “igualar”, y no para ayudar a esta clase media en sus aventuras aspiracionales. Lo que no desea un propietario es que sus impuestos le “igualen” a quien no lo es.
El mito de los okupas funciona en el mismo sentido. El éxito de la amenaza hipertrofiada de las ocupaciones no es sino la demostración del peso que la vivienda en propiedad tiene en el mapa mental que se ha conseguido generalizar. La virtud del miedo a la okupación y a la invasión de los “moros” es que ambos espantajos funcionan para la clase baja autóctona y para la clase media, pero lo significativo es que está estructurada sobre el núcleo de los miedos del pensamiento de la clase media patrimonial: Se vende miedos para todos, pero su origen genuino es el de la clase que tiene algo que perder. Las clases bajas autóctonas tararean una canción que se compuso para otra gente.
Ante esta realidad, la izquierda tiene una complicada tarea por delante, las mayorías absolutas de la derecha en Madrid no se dan por accidente. Se explican porque la derecha ha sabido, consciente o inconscientemente, hacerse cargo de la imaginación política de un tejido social nacido, precisamente de sus propias políticas, como contábamos aqui:
remadmalditos.wordpress.com/2019/09/09/madrid-bien-vale-una-punica/
La izquierda tiene esa tarea por tanto. Debe salir de su propio discurso de nicho y proponer ideas que sirvan e interesen a la mayoría, que es heterogénea. Una mayoría donde una fracción importante, la más acomodada, ha comprado el discurso de la diferencia social.
Muy complicado lo tiene.
"Es una falta de respeto". Así ha calificado Teodoro García Egea la coincidencia entre la Semana Santa y la campaña electoral. Acto seguido, ha manifestado que prefiere "ver en las farolas los símbolos de las cofradías, y celebrar el viernes de Dolores, como Dios manda, que las caras de los políticos" elpais.com/politica/2019/02/18/actualidad/1550518573_877474.html
Yo nunca calificaría como falta de respeto que, mientras se celebra el Orgullo Gay, un grupo ultracatólico haga una misa de desagravio en la calle adyacente. Es su derecho, pues la calle nos pertenece a todos. Una falta de respeto sería increpar a los participantes en la marcha o tirarles huevos. Pero ejercer tu derecho a no participar de un evento y seguir con tu vida, nunca puede considerarse falta de respeto. La indiferencia ante una manifestación de naturaleza ideológica o religiosa nunca es irrespetuosa: es simple ejercicio de la libertad de conciencia.
Los más viejos recordaréis que, con Franco, los cines, bares y todo tipo de establecimientos debían cerrar obligatoriamente cuando había procesiones, precisamente porque se consideraba "una ofensa" el mantenerlos abiertos. La radio y la televisión emitían programación religiosa las 24 horas y España se sumergía en un luto tan falso como forzado, un luto basado en la coacción y la imposición del pensamiento único a toda la población.
Teodoro y Casado, ese par de ninis vividores cuyas máscaras faciales parecen salidas del mismo molde, conservan esa mentalidad franquista según la cual el respeto implica sumisión y acatamiento de su ideología y su religión. No basta con que quienes no piensan como ellos sigan su camino sin interferir en su libertad para celebrar los ritos que consideren: también exigen que se detengan, se arrodillen, bajen la cabeza y esperen a que la procesión pase. Por supuesto, si se aplica su lógica para exigir que no se celebren misas durante el día del Orgullo Gay, pondrán el grito en el cielo. Porque sólo los principios de la España nacionalcatólica son puros y verdaderos y, por ende, sólo ellos merecen "respeto".
Hasta ahora, mi principal miedo respecto al triunfo de la ultraderecha era la dinamitación del Estado social, las bajadas masivas de impuestos a las grandes rentas, el hundimiento de los servicios sociales, la sanidad, la educación... y la destrucción de lo público. Pero, viendo el veneno arcaico que anida en sus cabezas huecas, empiezo a temer que libertades tan elementales como la ideológica y la religiosa, también estén en peligro con esta nueva generación de camisas azules vestidos de paisano, que conciben como una ofensa el que una persona se atreva a manifestar con el simple discurrir de su vida que no comulga con ellos.
Tenemos nuestros motivos, y quiero compartir los míos sin orden de preferencia:
─ Es un buen filtro contra las fake news.
Pues sí, porque por aquí enseguida se pilla a un mentiroso y las noticias de dudosa calidad son cuestionadas o tumbadas con rapidez. Con toda la desinformación que hay por la red, Menéame desde mi opinión es un buen filtro para saber de qué noticias fiarte y de cuáles no.
─ Como leer el periódico pero en bien:
Otra ventaja es que estás al tanto de buena parte de medios de información, no te quedas estancado en tu periódico polarizado del día. Lo suyo es enfrentar fuentes de información y Menéame lo hace práctico. A una persona que no se queda sólo con un medio de noticias se le nota por la forma en que opina (no se las dan con queso).
─Su comunidad:
Es la salsa del lugar, y algo que siempre me ha gustado es la de usuarios que hay de cada campo de conocimiento. Mal acostumbrado a las redes sociales, aquí compruebo que si alguien habla de un estudio en específico se le nota que entiende. Debates sobre matemáticas, geografía, historia, política, cocina, literatura, robótica, filosofía... Siempre hay un usuario que entiende y está predispuesto a compartir conocimiento. Y es la verdad, nos cegamos con los usuarios que sólo montan bronca y no consideramos las buenas conversaciones que se generan en casi cada noticia en Portada, donde siempre se aprende y se deduce algo nuevo.
─ El buscador:
A mi parecer una herramienta subestimada. Aparte de buscar en Google y demás, uso el buscador de aquí para encontrar material de un tema concreto. Buenos libros y webs he encontrado que san Google no me sugería. Es un buen complemento a cualquier buscador.
─ Lo más parecido a un foro que queda en Internet:
Se complementa con el apartado de comunidad. Y es cierto que echo un poco de menos los foros, que quedaron obsoletos. Pero la idea de mandar una notica y que se cree una especie de Tema cual foro de antaño, produce una nostalgia tentadora. Navegas igual por un listado de Temas de interés (las noticas en sí) y seleccionas la que quieras para leer y comentar. Es un sistema que siempre funcionó y del que se le ha olvidado el potencial.
¿Cuáles son tus motivos, meneante?
Anécdota preliminar: Llamaron a una vez a un experto en historia bélica a dar una charla sobre las Guerras Galas. Sabiendo que puede ser bastante lioso, el experto hizo una ponencia breve y clara sobre las fases de la campaña, los movimientos estratégicos y tácticos, el equipamiento bélico, el armamento de cada fase, el número de bajas y la evolución territorial. Al terminar, no obstante, las preguntas fueron por qué no condenaba el imperialismo romano, o cuál era su valoración moral de las bajas, o quién tenía razón en la guerra civil posterior, o por qué defendía la violación bélica en la república tardía romana. El pobre hombre no daba crédito, ¡esos malditos SJW estaban interpretando una exposición de hechos como una valoración moral!
Si te parece estúpida la posición de los SJW, piensa un poco qué vas a comentar.
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Antes de nada es necesario indicar que no existen particularidades probatorias en este procedimiento respecto a otros. No hay ningún régimen especial probatorio con respecto a VG, que siguen las reglas estándar de los procedimientos penales.
Las excepcionalidades son fácticas y vienen dado por el tipo de delito que son, como en el caso de la violencia doméstica, con un gran porcentaje de hechos consumados sin testigos o delante de testigos menores de edad, con, si acaso, testigos de referencia.
Por ello, aunque esto se engloba dentro de mi serie sobre VG, lo que digo aquí se aplica a cualquier tipo de delitos con esas características y no es exclusivo de VG.
La aceptación como prueba de cargo del testigo-víctima (en la que ya entraremos) se acepta en toda clase de materias que, por las características especiales del delito (violencia de género, violencia doméstica) impliquen que pocas veces habrá un testigo directo mayor de edad.
1- Pertinencia: Debe tener relación con el objeto del proceso. En un pleito de homicidio no tiene pertinencia una prueba sobre lo mucho que le gustaban los trenecitos a la víctima.
2- Relevancia: Ha de ser relevante funcionalmente (tener los requisitos formales para la prueba y su impugnación) y materialmente (valorar cuánto puede afectar a la sentencia final que no se realice la prueba, culpando o absolviendo injustamente).
3- Necesidad: Debe tener utilidad para la parte que la propone.
4- Posibilidad: Realizar esa prueba no puede ser imposible, no sólo materialmente (rastrillar toda la costa de España para encontrar el arma del delito) sino jurídicamente (instalar cámaras en el dormitorio de una persona para ver cómo gime cuando hace el amor es posible materialmente pero no jurídicamente).
1- Temporal: La prueba tiene que solicitarse en tiempo y forma: en escrito de acusación o de conclusiones provisionales o al inicio del juicio si sigue procedimiento abreviado. Si hay Jurado, se puede proponer con el escrito de calificación o en las cuestiones previas.
2- Formal: A testigos y peritos se les ha de llamar con nombres, apellidos, apodo –si fuese más conocido- y domicilio.
Al lío con lo gordo.
En aproximadamente un tercio de las condenas la declaración de la víctima es la principal prueba de cargo, si bien, y según los últimos datos que tengo, en un 10% es la única prueba de cargo sin aparecer corroborada por ningún otro indicio probatorio.
Disclaimer para despistaos: Las críticas y las respuestas a las críticas planteadas son planteamientos y respuestas jurisprudenciales y doctrinales que me limito a exponer; no constituyen mi opinión ni mi respuesta a dichas críticas.
a) Contradicciones entre la declaración del acusado y la de la víctima.
La crítica se basa en que no puede ser prueba de cargo aquella que se encuentra en colisión con otra prueba de teórico igual valor. Aceptar pues una declaración de la víctima como prueba de cargo es minusvalorar la declaración de la defensa.
La respuesta que han dado los Tribunales es que, en primer lugar, el acusado comparece con el derecho a mentir sin que eso suponga consecuencias; no obstante, la víctima se encuentra ante consecuencias teóricas si decide faltar a la verdad. A esto se responde con una crítica sobre la falta de diligencia de Fiscalía y tribunales de la persecución de oficio de falso testimonio o denuncia falsa, de la escasa pena por dichos ilícitos y, por último, del coste de la persecución de ese delito a instancia de parte. Sea como fuere, la realidad es que las declaraciones del perjudicado son prueba testifical de cargo.
b) Momento de interposición de la denuncia:
Otra crítica al valor probatorio de la declaración se da en aquellos pasos en el que pasa bastante tiempo desde los supuestos hechos hasta la presentación de la denuncia. La jurisprudencia, en este caso, acepta la crítica pero no es tan tajante, y afirma que se ha de valorar las circunstancias, como vergüenza o temor a denunciar o secuelas psicológicas. Se valora pues, de forma distinta, la declaración de una persona sobre unas lesiones años ha sobre su expareja, que vive en otra ciudad, que aquella declaración sobre unas lesiones hace el mismo tiempo pero que convive con el agresor, que además es policía.
c) Pruebas sobre la credibilidad de la víctima
No sólo la defensa, sino también en algunos casos la acusación –poniendo la venda antes que la herida- pretenden aportar una prueba pericial sobre la credibilidad de la víctima para destruir o dar valor a su declaración.
Las pruebas sobre la credibilidad de la víctima, sean propuestas por parte de la víctima o del acusado, no son admisibles salvo que haya indicios de patologías en la víctima. Así, si hay antecedentes o sospechas de, pongamos, esquizofrenia o depresión con desórdenes aparejados, tanto acusación como defensa pueden proponer prueba sobre su credibilidad para declarar.
d) Existencia de un proceso de divorcio entre acusado y víctima
En ocasiones, respecto a la valoración de la prueba, se hace referencia a las potenciales ventajas de una condena por VG para el procedimiento de divorcio que acusado y víctima mantienen. Esto se utiliza para restar credibilidad a la acusación. La jurisprudencia afirma que, por el mero hecho de entablar un proceso de divorcio, por sí mismo no sirve para restar credibilidad.
Disclaimer para despistaos: Estos criterios de valoración no los he inventado yo. No me han pedido asesoramiento. Muchos son más viejos que yo. No los defiendo, no los critico, no me los follo por la noche, no les pego con un bate.
Antes de entrar al tema, me gustaría precisar algo que se pasa por alto, y es que estos son criterios jurisprudenciales, no rígidos requisitos legales. No sustituyen la valoración en conciencia y racional y no implica que se deba aceptar como prueba de cargo una declaración sólo por el hecho de cumplir estos requisitos. Es un “necesario pero no suficiente”: si no cumple estos requisitos no se tiene en cuenta; si los cumple, no es una aceptación automática sino que pasa a valorarse, lo que supone un doble filtro.
A) Ausencia de incredibilidad subjetiva:
Relacionada con sus características o circunstancias personales: desarrollo, madurez, alcoholismo, drogadicción, enfermedades mentales… También se tiene en cuenta los posibles móviles espurios de la víctima: odio, venganza, intereses económicos… Esto hay que precisarlo: no por el mero hecho de tener odio al agresor la declaración se descarta (es normal odiar a quien te ha partido la cara varias veces), dado que más o menos todo el mundo tiene interés en la condena de la otra parte. Los jueces y tribunales valorarán cada caso en concreto.
B) Verosimilitud del testimonio.
En primer lugar, tiene que ser lógica en sí misma. No sería lógico, por ejemplo, que tu pareja cogiese un vuelo de cinco mil kilómetros para llegar a tu ciudad, ponerte el ojo a la virulé y de alguna forma conseguir llegar rápidamente al siguiente vuelo para estar en su casa cuatro horas después; o, con un ejemplo más extremo, que tu mujer te pegó con la ayuda de un unicornio.
En segundo lugar, tiene que tener corroboraciones periféricas objetivas (ejemplo extremo de nuevo: si afirmas que tu pareja te ha amputado una pierna, no puedes aparecer luego caminando tranquilamente con las dos). [O, en un caso que tuve, en el que un par de gitanillos robaron a mi cliente y le arrancaron bruscamente una cadena de plata del cuello, la declaración de la víctima fue suficiente y el indicio objetivo periférico fue una abrasión en la nuca compatible con su versión de los hechos.]
Este último requisito, como es obvio, debe ponderarse en aquellos casos en los que el delito no deja secuelas evidentes o vestigios materiales, dado que el maltrato verbal no deja moratones y que hay golpes que no dejan marcas.
C) Persistencia en la declaración.
Es decir, la víctima tiene que mantener su versión en el tiempo, sin ambigüedades, sin contradicciones. Se valora que no modifique las versiones ni se contradiga en las sucesivas instancias, que sea concreta y no meras vaguedades, y que sea coherente y lógica. Sin embargo, la ampliación posterior no es por sí misma una contradicción. De nuevo, y me remito al párrafo de arriba, tiene que valorarse.
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Termino con una Sentencia del Tribunal Supremo (794/2014, 4/10/14), que me encanta por lo didáctica y amena que es y la cultura en derecho comparado. Resume, con mucho más estilo y conocimientos que los que yo tengo, todo este tostón que os acabo de contar. Recordar que, a pesar de su defensa de la declaración del testigo-víctima, absuelve al acusado por considerar que la declaración de la víctima es incongruente:
“Punto de partida es el recordatorio de la posibilidad de que una prueba testifical, aunque sea única y aunque emane de la víctima, desactive la presunción de inocencia. El clásico axioma testis unus testis nullus [testigo único, testigo nulo] ha sido felizmente erradicado del moderno proceso penal ( STS 584/2014 ). Ese abandono no acarrea ni una relajación del rigor con que debe examinarse la prueba, ni una debilitación del in dubio. Es secuela y consecuencia de la inconveniencia de encorsetar la valoración probatoria en rígidos moldes legales distintos de las máximas de experiencia y reglas de la lógica.
El hecho de que la prueba esencial fundante de la condena sea básicamente un testimonio, el de la víctima, es compatible con la presunción de inocencia. Están superadas épocas en que se desdeñaba esa prueba única (testimonium unius non valet [no es válido el testimonio único]), considerándola insuficiente no como conclusión emanada de la valoración libre y racional de un Tribunal, sino por "imperativo legal". Esa evolución no es una concesión al defensismo o a unas ansias de seguridad a las que repelería la impunidad de algunos delitos en que es frecuente que solo exista un testigo directo, argumento que parece asomar en algún pasaje de la sentencia de la mano de precedentes jurisprudenciales y que no convence. Eso no es excusa para degradar la presunción de inocencia. Las razones de la derogación de esa regla hay que buscarlas en el encumbramiento del sistema de valoración racional de la prueba y no en un pragmatismo defensista que obligase a excepcionar o modular principios esenciales ante el fantasma de la impunidad de algunas formas delictivas.
La palabra de un solo testigo, sin ninguna otra prueba adicional, puede ser suficiente en abstracto para alcanzar la convicción subjetiva. Ahora bien, la exigencia de una fundamentación objetivamente racional de la sentencia hace imposible apoyar una condena sobre la base de la mera "creencia" en la palabra del testigo, a modo de un acto ciego de fe. No basta "creérselo", es necesario explicar por qué es objetiva y racionalmente creíble; y por qué de ese testimonio se puede seguir la certeza.
En los casos de "declaración contra declaración" (es preciso apostillar que normalmente no aparecen esos supuestos de forma pura y desnuda, despojados de cualquier otro elemento), se exige una valoración de la prueba especialmente profunda y convincente respecto de la credibilidad de quien acusa frente a quien proclama su inocencia. Cuando una condena se basa en lo esencial en un único testimonio ha de redoblarse el esfuerzo de motivación fáctica. Así lo sostiene nuestra jurisprudencia como hacen muchos otros Tribunales de nuestro entorno (por todos, doctrina del BGH alemán).
No es de recibo, insistimos, un argumento que basase la necesidad de aceptar esa prueba única en un riesgo de impunidad como se insinúa en ocasiones, al menos aparentemente, al abordar delitos de la naturaleza del aquí enjuiciado en que habitualmente el único testigo directo es la víctima. Esto recordaría los llamados delicta excepta, y la inasumible máxima "In atrocissimis leviores conjecturae sufficiunt, et licet iudice iura transgredi" (en los casos en que un hecho, si es que hubiera sido cometido, no habría dejado "ninguna prueba", la menor conjetura basta para penar al acusado). Contra ella lanzaron severas y justificadas críticas los penalistas de la Ilustración. La aceptación de esa premisa aniquilaría las bases mismas de la presunción de inocencia como tal.
Una añeja Sentencia del TS americano de finales del siglo XIX conocida por mencionar por primera vez en aquél ordenamiento la presunción de inocencia -caso Coffin v. United States -, evocaba un suceso de la civilización romana que podemos rememorar. Cuando el acusador espetó al Emperador "... si es suficiente con negar, ¿qué ocurriría con los culpables?"; recibió una sensata réplica: "Y si fuese suficiente con acusar, qué le sobrevendría a los inocentes?"
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pd: No voy a responder a ningún comentario, aunque muchos sean preguntando dudas técnicas o criticando con fundamentación. Siento que paguen justos por pecadores. Espero que os sea útil; además, como esto vale para toda clase de delitos, le podéis dar un uso más allá de VG. Que lo disfrutéis.
Mercadona no necesita pagar publicidad porque ya hay medios que se la hacen gratis y convierten en un publirreportaje cualquier artículo que publican sobre la compañía. Carlos Segovia, acostumbrado a pasar la mano por el lomo a las grandes compañías, se descuelga hoy con un artículo donde asegura que Mercadona no quiere subvenciones públicas y que apenas recibió una de 268.000 euros en 2013. Como lo mejor en estos casos es irse a las fuentes de los datos, en el Sistema Nacional de Publicidad de Subvenciones y Ayudas Públicas podemos comprobar como recibe subvenciones públicas todos los años y millonarias. En 2023, por ejemplo, de casi cuatro millones de euros, pero las hay todos los años y por importes aún mayores.
Hace unos días hacía cola en el Mercadona mientras escuchaba la conversación a semigritos que la cajera de mi cola tenía con la de al lado. De pronto, una frase de Isa (mi cajera) cayó en la arena, como una lágrima que nunca podrá borrarse:
"-Una ministra cajera diciéndonos lo que podemos o no podemos hacer".
No me lo podía creer. Pero aún me sorprendieron más las caras de aquiescencia de los clientes que me rodeaban, porque la conversación podía escucharse, nítida, en 10 metros a la redonda.
"Una ministra cajera". Como el negro de VOX. Como el Tío Tom, el de la cabaña.
Tal vez, y ese sea mi problema, no deba buscar ejemplos tan simbólicos o literarios y deba fijarme más en lo que me rodea, en mi realidad más inmediata. Vivimos rodeados de empleados precarizados que defienden a capa y espada a empresarios y jefes, que reniegan de su clase y condición, que creen que odiando lo que ellos mismos son, son un poco menos lo que son. Que piensan que admirando lo que nunca serán, podrán serlo algún día.
Mientras la chica tuteaba con brusquedad al hombre chino que me precedía, le daba las vueltas con cara de fastidio y pasaba a llamarme de usted a mi (¿"Va a querer bolsa?"), no podía evitar pensar en lo horrorosos que serían los sueños de Isa y quién sería el hijo de puta que le enseñó que las cajeras nunca podrán ser ministras.
menéame