Uno de los elementos que hacen del sistema estadounidense una locura, es, además del hecho de ser privado, la propia legislación (o falta de) que regula el mercado. En USA las leyes de protección al consumidor a menudo dejan bastante que desear, pero el sector sanitario está a otro nivel, permitiendo cosas que no son adminisbles en ningún otro sector.
La empresas pueden ocultar y, de hecho ocultan sistemáticamente, información básica a los clientes, Así, por ejemplo, hasta hace poco no existían listas de precios públicas. Cuando entrabas en un hospital, no sabías qué te podían facturar y cuanto.
Pero es que además, a menudo, tampoco existían a nivel interno. Así un mismo procedimiento podía tener precios radicalmente diferentes según le diera al administrativo de turno. Tras haber pagado, podían volver a facturarte por cosas nuevas (las llamadas facturas sorpresa) y la comunicación empresa-cliente degeneró en un sistema hiperburocrático complejo y opaco.
La empresas pueden ocultar y, de hecho ocultan sistemáticamente, información básica a los clientes, Así, por ejemplo, hasta hace poco no existían listas de precios públicas. Cuando entrabas en un hospital, no sabías qué te podían facturar y cuanto.
Pero es que además, a menudo, tampoco existían a nivel interno. Así un mismo procedimiento podía tener precios radicalmente diferentes según le diera al administrativo de turno. Tras haber pagado, podían volver a facturarte por cosas nuevas (las llamadas facturas sorpresa) y la comunicación empresa-cliente degeneró en un sistema hiperburocrático complejo y opaco.