El pasado 11 de octubre, Pedro Sánchez viajó al Vaticano. Le alabo el gusto, al Vaticano no le faltan atractivos: el abrazo monumental de la columnata de Bernini; la propia basílica: un pasote; las estancias vaticanas, pintadas al fresco por los mejores maestros del Renacimiento; la legión de mármoles clásicos que inundan pasillos y salas imponiendo la vigencia arqueológica de la Antigüedad. Y, para los ca …