Puede que no haya oído hablar de la palabra presentismo, pero probablemente sí de la mucho más común "calentar la silla". Los directivos suelen juzgar a los empleados en función de las horas que trabajan y no por su producto final y su contribución. Esto se traduce en un pensamiento disfuncional: si tu jefe te ve sentado frente a la pantalla del ordenador, te considera un buen empleado. Esto puede llevar al problema del presentismo.
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