La visceralidad de David Cronenberg, la introspección tan onírica como terrorífica de David Lynch, la inquietante y fría puesta en escena de Stanley Kubrick y algo de la tecnología y el negro sentido del humor de Paul Verhoeven, sírvelo mezclado, no agitado, y obtienes una maravilla tan sorprendente, perturbadora y cruelmente divertida titulada LA SUSTANCIA, protagonizada por una resucitada Demi Moore. Un festín no apto para estómagos sensibles ni mentes cuadriculadas que, si estás libre de prejuicios, te va a volar la cabeza...