Era una práctica terriblemente dolorosa que desfiguró los pies de millones de niñas y mujeres chinas por siglos: las ataduras o vendas en sus plantas. Se pensaba que los diminutos pies de "loto dorado" –que se conseguían a través de quebrar los dedos y los arcos de las niñas al atarlos a la planta del pie con tela– eran el pasaporte a un mejor matrimonio y una mejor forma de vida. “Desde el punto de vista convencional (los pies vendados) existían para complacer a los hombres. Se creía que ellos eran atraídos por los pies pequeños”
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