Dentro de algunas décadas, la historia de la presencia del coche dentro de las ciudades podría representarse del mismo modo que una invasión bárbara. Veremos a estos vehículos como una suerte de hunos mecánicos que irrumpieron ruidosos, intoxicando la hierba y arrollando a quienes se interponían en su camino, pero que se replegaron al cabo de pocos años y se esfumaron. Al menos esto es lo que buscan las iniciativas que pretenden desalojar a los coches de las ciudades en el mayor grado posible. Helsinki quiere que en 2025 nadie necesite poseer u
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