Un equipo internacional con investigadores del Instituto Cajal del CSIC ha desarrollado una nueva técnica optimizada en animales que permite monitorizar con precisión la evolución del daño cerebral en accidentes cerebrovasculares. Cuando una persona sufre un accidente cerebrovascular (un ictus o una hemorragia subaracnoidea) se generan unas ondas electroquímicas que recorren el tejido lentamente desde la zona dañada, matando neuronas a su paso. En un periodo de pocas horas, varias de estas ondas van a producir una lesión irreversible.
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