Cuando se anunciaron las primeras sanciones económicas contra Putin, políticos y analistas esperaban un efecto destructor sobre la economía rusa. Pasados seis meses de conflicto, todavía se desconoce el impacto exacto de dichas medidas. El Kremlin ya no publica datos mensuales sobre comercio internacional, el Banco Central de Rusia oculta datos sobre la base monetaria y origen de pasivos, e incluso la Agencia Federal de Transporte Aéreo dejó de dar información sobre la evolución de pasajeros.
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