Oleoductos y gasoductos son las arterias de la economía mundial. Atraviesan mares y continentes. Y su trazado siempre ha sido causa de guerras. La última enfrenta a los indios sioux con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, lo que está en juego en las praderas de Dakota es mucho más que un conflicto local en un lugar desolado. Es una ficha clave del juego geopolítico. Y el juego tiene un nombre: supremacía energética. A ese juego, como en el parchís, solo juegan cuatro. Estados Unidos, Arabia Saudí, Rusia y China.
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