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Sin temor a equivocarme

Poner límites es como tener una puerta en tu casa. Tú decides a quién se la abres, si un día la cierras con llave, o si haces jornada de puertas abiertas e invitas a todos tus vecinos a limonada… Es tu puerta, es tu casa, y haces con ella lo que quieres. Pero ¿qué pasa a veces? Que hay a gente que les molesta tu puerta. Porque les encanta tu limonada y quieren entrar todos los días a tomarla. ¿Y qué hacen? Cogen una ganzúa, abren tu puerta sin tu permiso, y se plantan en tu cocina con exigencias. ¿Y tú que haces?

| etiquetas: derechos , abusos , relaciones , autoestima , inseguridad

menéame