Luego de que los agentes policiales se abalanzaran sobre el hombre que acababa de balear por la espalda al ex ministro de Japón Shinzo Abe, quedó en el suelo una suerte de escopeta casera fabricada a partir de dos cilindros metálicos amarrados entre sí con una cinta negra. Lejos de tratarse de una excentricidad, es un claro reflejo de las fuertes restricciones al acceso a las armas de fuego que rigen en el país asiático.
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