Con el susodicho «menú turístico», decretado el mes de agosto de 1964, Franco pretendió premiar a los guiris que se dejaban los cuartos en España y atraer a los que no lo hacían. Pero, por supuesto, dentro de un orden. Así que promulgó una serie de normas para que regular las cartas de los restaurantes, tascas y casas de comidas de la piel de toro. Por orden del Generalísimo, todo local que sirviera comidas y bebidas estaba obligado a ofrecer un «menú turístico» compuesto por los siguientes elementos: