La película sigue la línea de Crepúsculo, la de adolescentes cuya única preocupación es enamorarse, tontear, desenamorarse, suspirar y volver a enamorarse. En esta saga, la idea era bajar cada vez más la edad de los espectadores de cine, dado que el negocio va mal y, ya que se venden pocas entradas, al menos que se reactive el consumo de palomitas, que es de lo que viven las salas. Y, de paso, idiotizar a los chavales cuando empiezan a ir al cine, no sea que les dé por pensar y se planten un día a cortar una calle y desobedecer