Catorce vigilantes, una peluquería, dos talleres de costura, 852 familias, 1.560 niños, 232 extranjeros, 28 de 45 pisos habitados, un "delegado" por piso, 121 mil metros cuadrados de construcción, estacionamiento con nueve niveles para carros y un décimo nivel para las motos, librería, iglesia, cyber, nueve bodegas... Desde afuera lo que se percibe es caos, pero adentro, es el orden lo que prevalece en la Torre de David, el edificio invadido más grande del mundo y ganador de un "León de Oro" en la Bienal de Arquitectura de Venecia este año.