Vestido con un traje de guerrero samurai y con una pantalla en lugar de ojos, este particular servidor es el último grito en tecnología robótica aplicada con fines comerciales y quizás el futuro del negocio de la restauración, según su creadora."No llega tarde, no se toma una pausa para fumar, y no pide una propina pese a que hace el trabajo de ocho personas por turno", asegura a Efe Lappassarada Thanapant, la dueña tailandesa de Hajime, un restaurante de cocina nipona que abrió sus puertas hace menos de dos meses en un moderno centro comercial