Desde 1863 y hasta el año 2002, este precioso edificio de la ciudad holandesa de Roermond daba cobijo a 150 huéspedes, ninguno de ellos voluntario. Todo lo contrario que ahora, pues desde que esta antigua cárcel fuera convertida en hotel de lujo en 2007, dan ganas de pasar una noche en sus calabozos. El centenar y medio de celdas han sido transformadas en 36 cómodas habitaciones y siete espectaculares suites —con nombres tan bien traídos como “alcaide”, “guarda”, juez” o similares—, sin por ello tener que alterar la fachada neoclásica...