El plan de reinserción individual del Gobierno para acercar al País Vasco a presos etarras, suavizando los requisitos que se exigían hasta ahora, pero sin eliminarlos totalmente, ha puesto en alerta máxima a las asociaciones de víctimas, un aliado tradicional de los Ejecutivos del PP. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, trataron ayer por todos los medios de calmarles, pero fue en balde.