El presentador de Antena 3 Pablo Motos ha declarado esta semana que se avergüenza de ser español. Los hechos se produjeron después de que el presentador viera por primera vez un episodio de El Hormiguero. «¿Dos hormigas de peluche con risa y voz de drogadicto diciendo gilipolleces? ¿De verdad es esto lo que les gusta a los españoles? Pues yo no quiero formar parte», sentenció al ver el programa entero.

El abogado de Trump, recurrio la orden mordaza emitida por la juez Tanya Chutkan, y el recurso fue rechazado porque Lauro no tiene licencia para ejercer en el Distrito de Columbia. El abogado del expresidente tiene hasta el 2 de noviembre para solicitar unirse al colegio de abogados del D.C. Tribunal de Apelaciones.

Luego de cuatro años de una batalla legal, el ‘muro de la vergüenza’, como se le conoce a una división de 10 kilómetros entre un vecindario acaudalado y una zona marginal en Lima, ha comenzado a ser derribado

Aunque Clippy no gustara a todo el mundo, ha perdurado en la cultura popular y es recordado por muchos con nostalgia. No tanto para su diseñador que se avergüenza tanto de su creación que hasta lo ocultaba de su portafolio. Lo ames o lo detestes, el famoso Asistente de Office, Clippy, sigue siendo recordado por muchos con nostalgia. Sin embargo, su creador, Kevan Atteberry, ha revelado recientemente que sintió vergüenza cuando supo que Microsoft lo había incluido junto con Office 97 en Windows.

«A los Juegos paralímpicos de Sidney, en el equipo de baloncesto que envió la Federación Española de Discapacitados Intelectuales, algunos jugadores no tenían discapacidad. . Había en juego patrocinios si había victoria. Telefónica puso 300 millones, la ONCE, 150, el CSD otros 150 y el BBVA, 25. Cuando se descubrió, Martín Vicente dijo: «Yo, como presidente de la Federación, solo respondo ante Dios». Solo hubo dos jugadores con discapacidad, para Ray fue como cuando en el colegio «me insultaban y me ponían motes», «volví a no tener ganas de nad

El Congreso de los Diputados se ha convertido este martes, por un momento, en una suerte de gallinero donde varios diputados se han cruzado comentarios nada agradables para el oído humano, llegando incluso a amenazas de muerte. “Estás muerto”, se ha podido escuchar incluso en la grabación de la Cámara. Quien ha proferido tamañas palabras ha sido el diputado del Partido Popular José Ignacio Echániz. Y lo ha hecho mientras señalaba con el dedo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y volteaba su pulgar hacia abajo.

El consejero madrileño de Presidencia, Justicia e Interior, Enrique López, ha asegurado ahora que “nunca estuvo prohibida la derivación de mayores de las residencias a hospitales” y, de hecho, se produjeron más de 15.000 en la época más dura de la pandemia, en los meses de marzo y abril de 2020.

La versión oficial que dio posteriormente la Comunidad de Madrid es que estos documentos eran “borradores”, lo cual desmiente con rotundidad el exconsejero Reyero. Las residencias dejaron de derivar pacientes por norma general y tampoco fueron medicalizadas, como se prometió en un principio. Entretanto, el hospital de campaña de IFEMA se levantó a contrarreloj. En el mes y medio en el que se utilizó, 16 personas murieron en este centro, frente a las aproximadamente 5.000 que lo hicieron en residencias madrileñas.

"Las declaraciones de los ministros de Exteriores del G7 y de la Unión no son más que la lógica del ladrón: uno puede hacer el mal y los demás no pueden contraatacar” relacionada: www.meneame.net/story/g7-exige-china-evitar-uso-fuerza-taiwan

En los años 50, la publicidad de productos femeninos en Estados Unidos empezó a difundir un temor entre las mujeres. Su marido podía abandonarlas si no cuidaban el olor de su vagina. Lehn & Fink, la empresa fabricante de Lysol, un desinfectante para limpiar baños, recomendó su producto. Muchas murieron, otras se causaron lesiones graves. En 2020, ocurrió lo mismo en Instagram con Vagisil. El negocio de la vergüenza mueve en EEUU más de 40 mil millones al año para la conservar feminidad o la masculinidad. Ha aumentado 10 veces en 2 décadas.

A Pablo Casado y Santiago Abascal les importa más bien poco lo que pueda ocurrir con todos esos afganos que vienen huyendo de la guerra en los aviones de la solidaridad. Hasta que empezó esta crisis internacional, el presidente del PP probablemente no sabía ni ubicar Afganistán en el mapa.

No tiene ningún sentido que un perfecto burócrata que no mueve un papel sin que se lo digan sus superiores tomara la decisión, por su cuenta y riesgo, de organizar semejante pastel. ¿Qué ganaba Fernández Díaz metiéndose en ese berenjenal? Nada. De ahí no sacaría ni más dinero, ni más poder, ni más reputación profesional. Al contrario, era un paso suicida que podría salirle mal, como así ha ocurrido finalmente.Pero ese es el relato que construye el juez García Castellón.