Cuando Stephen Sunday Obayan, de 15 años, llegó al aeropuerto Charles de Gaulle, en París, el mundo entero se le vino encima. Cuatro horas antes, había cogido un avión en Lagos, capital de Nigeria, se había despedido de sus padres y les había dicho: «Me voy a Europa porque quiero ser grande».Jamás apareció. Y Stephen Sunday Obayan, alias Sunny, se vio de pronto solo, a 20 kilómetros de París, cargado con una maleta, sin apenas dinero y sin nadie cercano a quien pedir auxilio. Sunny recordó entonces que dos amigos suyos...