Hasta ahora se pensaba que los crustáceos no experimentaban dolor, porque sus sistemas nerviosos no eran lo suficientemente complejos. Recientemente se ha descubierto que tal vez las gambas, el bogavante y otros crustáceos experimentan dolor cuando acaban en el puchero o la sartén. Un grupo de científicos echó ácido acético (del vinagre) a parte de las antenas de 144 gambas. Inmediatamente, las criaturas empezaron a frotar las antenas afectadas, pero no las demás, lo que, "es consistente con la interpretación de la experiencia del dolor". (+)