Legiones de tertulianos maduros han transmitido la distorsionada imagen tardofranquista de los estudiantes universitarios (casualmente ellos mismos) corriendo delante de los grises como héroes de la lucha contra la Lucecita de El Pardo. [...] Sin embargo, existió una oposición constante, espontánea, valiente y aunque de carácter mucho menos político, a la postre bastante más efectiva. Esta oposición ha permanecido durmiendo el sueño de los justos durante años, condenada al ostracismo puesto que no está plagada de prohombres destacados.