Un caluroso día de julio del pasado año sonó el móvil de Fernando García para remover una herida que jamás cicatrizará en la vida de este hombre: el crimen de su hija, Miriam, una de las tres niñas de Alcàsser. El número era desconocido, como la persona que estaba al otro lado del teléfono: Vicente, un joven de Piles, que le explicó a Fernando que el 24 de junio de 2019 se desplazó a la finca de La Romana en Tous, donde aparecieron los cadáveres de las menores, con el objetivo de dejar unas flores porque había visto El caso Alcàsser, en Netflix