En España, los animales han pasado a ser considerados legalmente seres sintientes, es decir, que no podrán ser embargados, hipotecados, abandonados, maltratados o apartados de uno de sus dueños en caso de separación o divorcio. Porque sufren y sienten. Según el último estudio de la Fundación BBVA sobre este asunto, el rechazo de españoles y españolas a la tauromaquia, los circos con animales, la caza deportiva, las investigaciones de cosmética con animales, su uso en la ropa o, en particular, en los abrigos de piel supera el 8 sobre 10.