El gobernador de Florida hizo esta semana oficial lo que los residentes ya sabían: la proliferación de algas tóxicas que ha oscurecido las aguas del golfo es una emergencia. La marea roja ha dificultado la respiración de los lugareños, ahuyentado a los turistas y esparcido en populares playas hediondos cadáveres de peces, anguilas, marsopas, tortugas, manatíes y un tiburón ballena. Las toxinas en forma de aerosol en el viento que se desplaza a tierra, provocando problemas respiratorios o empeoramiento de enfermedades.

Una investigación dirigida por la Universidad Nacional Australiana ha resuelto el misterio de cómo los primeros animales aparecieron en la Tierra, un momento crucial para el planeta sin el cual los seres humanos no existirían. La clave está en la rápida propagación de las algas en los océanos.

Durante mucho tiempo, la Tierra estuvo ocupada por microbios simples que carecían de estructuras internas complejas y los científicos no han tenido muy claro cuál fue el detonante para alcanzar el nivel de complejidad de la vida actual. Sí sabemos que hace más de 500 mil millones de años, nuestro planeta experimentó la madre de todas las edades de hielo. Y ahora, una nueva investigación publicada en Nature, asegura que este fenómeno no solo convirtió a la Tierra en una gigante esfera helada, sino que, probablemente fue el empujón que necesitaba

Las algas son susceptibles a cualquier cambio en sus ecosistemas acuáticos, y los contaminantes pueden suponer desequilibrar sus poblaciones. Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid y la de A Coruña han analizado los efectos tóxicos de un compuesto antimicrobiano presente en muchos productos cosméticos de uso diario. Los resultados demuestran cómo este desinfectante afecta significativamente a las algas.

Los ecosistemas acuáticos cercanos a zonas densamente pobladas de todo el mundo presentan valores muy altos de fósforo y descompensados entre nitrógeno y fósforo. Esto altera el funcionamiento de los ecosistemas, dificulta la conservación y reduce la calidad del agua, según un estudio en el que ha colaborado el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.