Estos púlsares giran a velocidades extremadamente estables, pero, en ocasiones, su velocidad de rotación varia. La teoría predominante es que estas inestabilidades en su rotación surgen debido a que el superfluido que se encuentra en el núcleo de la estrella, transfiere su energía rotacional a la corteza de la estrella. Sin embargo, los académicos de Southampton han utilizado un modelo matemático para refutar esta teoría, que ya tiene 40 años de “edad”. Traducción en
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