Las técnicas digitales para manipular vídeo y sonido han pasado de ser lo más gracioso de internet a convertirse en el arma secreta de los esbirros del fraude y las fake news. En apenas dos años, la aplicación de inteligencia artificial y machine learning al montaje de vídeos ha generado un universo de memes, pornografía, manipulaciones políticas y usurpaciones de identidad que confunde al usuario y preocupa a los expertos en ciberseguridad. "Los deepfakes más profesionales están fuera de control", admite uno de ellos.