Es un hecho palmario que ni la cuantía de las subvenciones del fondo de recuperación, ni su condicionalidad, ni menos aún los filtros de mayorías cualificadas establecidos para acceder a ellas, formaban parte del catálogo de objetivos que se había marcado el Gobierno. La verdad, al menos como yo la veo, es que el acuerdo firmado por los 27 es bueno para España, porque supedita las ayudas a una política económica sensata, y mala para los intereses electorales de la izquierda que se sienta en el banco azul.