Un líder, dice que el agua es de todos. Otro dice, que solo es del sitio por donde transcurre su caudal. Uno dice, que hay que llevarla desde donde sobra hasta donde falta. Otro afirma que se estropea su entorno y prefiere dejar tierras yermas, huérfanas de cultivos, sin darles opción a poder desarrollar una economía, aunque se perjudique el nivel nacional, pero se salen con la intención de subyugar a sus propios hermanos. Menos mal que todavía, somos capaces de espiritualizar nuestros deseo hídricos.