El lobby empresarial español, señala Diego Barcala, lo tiene claro: la universidad es una empresa (esa es su mirada y su terminología) y, por tanto, como si fuera un silogismo categórico, hay que apostar por reducir un 30% el número de docentes universitarios para que gane eficacia. ¿Conocimiento, búsqueda de la verdad, humanismo, formación del estudiantado, instrucción pública? Por favor, zarandajas de estúpidos ilusos. Lo que cuenta es lo que cuenta en las cuentas.