El feminismo no tolera la tolerancia. Es una ideología frágil, que no perdona las debilidades humanas. Para mantener el agravio femenino en un mundo cada vez más dominado por las mujeres, requiere la aplicación rígida de normas draconianas que condenen a los hombres como agresores impenitentes. Para convencer a las mimadas mujeres occidentales de que siempre y en todo lugar no están seguras, la queja feminista requiere inflar las fechorías menores hasta convertirlas en transgresiones mayores. Las mujeres son supuestamente tan duras que pueden