Recuerda, diríase que con un punto de añoranza, que “en los años de mi juventud la afición al toreo era muy intensa, con tertulias y con la relación entre el mundo del toro y la cultura y el arte”. Y reconoce sin rodeos que “el toreo que rompió moldes fue el del Cordobés. En España entera fue como un mito, para los que sabían y para los que no sabían”. Fiel a su concepción de la Fiesta, que responde a los cánones más ortodoxos, declara que “cuando un toro de cinco años se entrega con todo su poderío crea una faena bellísima"