Una investigación llevada a cabo en Singapur ha confirmado la relación entre las diminutas partículas de la contaminación atmosférica y los paros cardíacos repentinos en la población general. "Hemos aportado pruebas claras de una asociación a corto plazo de las PM2,5 con la parada cardíaca extrahospitalaria, que es un acontecimiento catastrófico que suele provocar la muerte súbita", ha comentado el líder del estudio, Joel Aik.