Los primeros militantes de ETA fueron jóvenes de una generación que no conocieron la Guerra Civil ni la Segunda Guerra Mundial, y que crecieron ya en los sesenta bajo la influencia de esas luchas. Su importancia, al menos en los sesenta, va a ser capital. Por ejemplo, ETA se declara desde su manifiesto, en el año 1962, como movimiento vasco de liberación nacional, sintiéndose parte de todas estas luchas de liberación en el tercer mundo, fundamentalmente en África y en Asia.