Sólo siete meses han pasado para que Rajoy y su gabinete hayan concitado en su contra un rechazo social sin precedentes (...) Miedo a las respuestas en la calle, miedo a convertir España en la nueva versión de la tragedia griega, miedo a la emperatriz teutona y a su guardia pretoriana de Bruselas, miedo a los mercados, miedo a que nos intervengan en agosto, y, sobre todo, miedo a pasar a la historia como el Gobierno más breve de la democracia.