Las brujas, las locas, las histéricas caminaban en las calles, vestidas de negro, con las caras cubiertas con pañuelos verdes y morados; algunas usaban todavía el conocido sombrero puntiagudo. Se veían enojadas. Hacían gritos de guerra, tocaban tambores, se armaron con pintura, con una ‘peligrosa’ diamantina rosa, con carteles atascados de mensajes hirientes: “Méxicofeminicida.
#NiUnaMenos,
#NoMeCuidanMeViolan,
#NoVioles,
#NoMásMiedo,
#EstamosHartas; de verdad, las consignas siguen siendo las mismas, porque siguen sin tener respuestas.