Hay una lógica innegable en su línea editorial. La BBC se dirige a una audiencia global, y la palabra "terrorista" tiene un juicio de valor implícito que posiciona al lector por defecto. Y no todos los conflictos se consumen bajo el prisma político interno de los países. Para un español ETA es indudablemente un grupo terrorista. ¿Pero y el PKK kurdo? ¿Y los Hermanos Musulmanes? Para algunos gobiernos, sí. Para otros, no. La BBC entiende que utilizar el término "terrorista" sesga la información, limitando la comprensión de sus lectores.
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