Algunas poblaciones españolas han tomado medidas unilaterales para blindarse contra el coronavirus y la llegada de forasteros. Se han encastillado para vigilar la presencia de extraños, presuntos portadores del virus, y también de ocupantes de segundas residencias. Han llegado a levantar montañas de arena para cerrar hasta tres entradas a la localidad y así tener bien controlado quién accede a ella. El Gobierno, a través de sus delegaciones territoriales, ha advertido a los municipios que carecen de competencias para tomar esa clase de medidas.
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