Se estima que el 9 de septiembre de 2016 unas veinticuatro mil personas en las cárceles de doce estados de Norteamérica pusieron en marcha una huelga a escala nacional, siguiendo un llamamiento a "actuar contra la esclavitud en América" -la Decimotercera enmienda de la Constitución de EE.UU. permite la esclavitud "como castigo por un crimen"-. Pero no hay pruebas de que parar de trabajar pueda derribar un sistema basado en la represión, no en la producción. Bajo un imponente aparato de seguridad no cabe un éxodo contra la esclavitud.
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