Esa casita que usted ve en la foto estaba llamada a convertirse en "el primer edificio financiado por 'crowdfunding' de España". Fue en verano de 2016 cuando Housers, una empresa de fundadores y capital español, lo anunció a bombo y platillo logrando captar a 629 inversores. La idea era sencilla: cada uno ponía un poco de dinero, compraban y derribaban la casa, construían un edificio de 'lofts', los vendían y se repartían el beneficio entre todos. La oportunidad, publicitaba Housers, era inmejorable porque el suelo estaba tirado de precio.
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