Los habitantes del noroccidente de Colombia ajustaron 48 horas padeciendo las violentas retaliaciones del Clan del Golfo por la extradición de su cabecilla, Dairo Úsuga David (“Otoniel”), mientras el Gobierno y la Fuerza Pública tratan de mitigar la zozobra con mensajes de apoyo y planes de choque. El paro armado impulsado por la organización criminal comenzó en la madrugada del jueves 5 de mayo, justo cuando el capo aterrizaba en suelo estadounidense, bajo la custodia de los U.S. Marshalls y la agencia Homeland Security.
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